Ese día más tarde, el capitán Monasterio fue con unos soldados hasta la hacienda de los de la Vega, para hacerle probar a Diego un traje nefasto del Zorro. Una vez ya arribado, el capitán entró soberbiamente a la hacienda, doña María lo recibió miedosa, dudando de lo que podría hacer, llamó a don Alejandro, estos se sentaron a hablar en la sala de estar, la mujer se fue hacia la cocina. Luego, Inés apareció por enfrente de ellos ya que la biblioteca estaba atravesando la sala de estar, ella al pasar por allí vio por fuera de la ventana la silueta borrosa de Leandro, por lo cual se apresuró para entrar rápido a la sala. Pensó que sería incómodo hablar con él en su casa, ya que ya se había ilusionado demasiado con solo verlo y hablarle un minucioso tiempo en la fiesta.
-Don Alejandro, a lo que voy con la visita, necesito ver a su hijo Diego.
-Pero capitán, mi hijo...
Diego bajó las escaleras simulando haberse despertado de un sueño eterno.
-Buenas tardes Sr. Capitán -saludó Diego bostezando. - ¿A qué se debe su visita?
-Don Diego no juegue conmigo, usted sabe la razón. Es obvio que usted oculta algo y hoy lo sacará para que todos lo veamos.
Él confundido, no entendía que pasaba en realidad, pero le seguía el juego sabiendo que se trataba de buscar la verdadera identidad del Zorro.
-Bueno capitán, si así habla, quiero escuchar que quiere.
-Perfecto. García, traiga el paquete con el regalo.
El sargento se acercó dejándole a don Diego el paquete, traía el traje del Zorro, este negando y criticando la calidad de la tela, fue rezongando a probárselo. Don Alejandro le recordaba al capitán que era una ridiculez de gran tamaño hacer esas cosas, pero él lo ignoró. Diego bajó con el traje puesto, era idéntico al Zorro, pero este solo seguía actuando como él mismo. El capitán ordenó a los soldados para que rodearan la casa, comenzarían a allanarla para saber qué más escondían los De la Vega.
Inés al oír todo eso, cuando salió de la biblioteca, vio a Leandro que le impedía salir ya por su robusto tamaño. Ella le sonrió inocentemente haciendo que su cara llena de seriedad soltara una sonrisa.
- ¿Me dejarás salir? -dijo Inés.
-Pues, están en allanamiento, creo que no será posible.
-Ay vamos, no tengo nada que ver en esto.
Leandro acercó su cara hacia su oreja para susurrarle.
-Lo sé, pero ordenes del capitán. -soltó una risa silenciosa.
-Entonces... -Inés retrocedió y se sentó en el pequeño sofá de la biblioteca. -te podré mostrar los libros que tanto te hablé.
-Pues, muéstrame.
Inés le mostró la biblioteca, sacaron un libro de leyes -un libro de su padre-, ella le detalló que era un libro muy satisfactorio para lectores primerizos, por ende, lo persuadió para que se lo llevara. En eso llegó el cabo, quien lo necesitaba urgentemente para asuntos específicos, se retiró de la sala, al llegar a la puerta, miró a Inés y soltó una sonrisa que hizo sonrojar a Inés.
Mientras tanto, Diego tenía prohibido salir de su hogar, ya que era un sospechoso muy definido, comenzaron a revisar toda la casa, Inés subió a su cuarto sabiendo que no tenía nada que ver, pero al ver que llevaron a Diego a la biblioteca para revisar alguna entrada oculta, corrió para evitar que supieran qué libro permitía la entrada. Bernardo, quien estaba escuchando toda la situación, apareció en la biblioteca donde tenían prisionero a Diego, le hizo una seña para hacer que los soldados se distraigan, Diego accedió y Bernardo fue hasta la habitación de Diego, entro por la entrada secreta detrás de la estufa.
Mucho más de noche, se vistió como el Zorro y los distrajo a cada uno de los soldados, llamó la atención de cada uno de ellos, luego los llevó hasta un bosque cercano a la hacienda, las esperanzas del capitán estaban en juego, ya que era imposible que Diego sea el Zorro si había uno allí afuera distrayéndolos. Diego al ver que no había ningún soldado, entro por la biblioteca hasta la guarida, donde estaba Tornado, se cambió el traje, poniéndose el verdadero. Salió de la guarida, fue hasta donde los soldados estaban peleando contra Bernardo, cuando el verdadero Zorro apareció, el capitán estaba esperanzado de que iba a capturarlo, pero como siempre, él los humilló de una manera tan profesional, que los dejó desarmados a todos.
Luego, viendo que el capitán caminaba fracasado hasta la hacienda, fue corriendo con Tornado, para poder aparecer en la biblioteca como "Diego" sin que el capitán sospeche algo. Una vez que el capitán entró a la casa, fue directamente a la biblioteca, esperanzado de que Diego era el Zorro, pero vio al muchacho sentado como cuando se fue, leyendo un libro lo más tranquilo posible. El capitán frustrado, fue y se disculpó con don Alejandro, por todos los daños e interrupciones que provocó durante toda la jornada. Inés, vio a través de su ventana que los soldados se iban en formación, salió y miró por su balcón si Leandro iba allí, al ver que estaba él detrás del capitán, bajó rápidamente las escaleras, buscó el libro que le prometió dar, lo metió en una bolsa de tela y fue hacia el establo, buscó su caballo y fue por otro camino hasta el pueblo, lo más rápido posible para dejarle una sorpresa a Leandro, una vez que llegó al pueblo, vio a un soldado cubriendo la puerta, le pidió permiso para pasar, entró a la oficina del capitán y dejó la bolsa encima del escritorio. Luego se fue y no dejó rastro, pero si una carta, que en ella se podía leer: "Si lo lees, házmelo saber cuando lo termines y me lo regreses. La extraña".
Una vez que salió, se dirigió hasta su casa, le contó a su hermano sobre lo que le pasó a ella con Leandro, luego reflexionaron sobre algunas cosas, se rieron, luego llegó la cena y don Alejandro habló del capitán y su hijo, el cual había llamado la atención de su hija. Pero Inés, no aceptaba que su padre la trate de testaruda a la hora de amar.
(sip, capaz el cap más aburrido, pero bueno, tocó la chamba)
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El Zorro no terminó como debía haber terminado
Historical FictionEl jóven Diego de la Vega, recien llegado de España, comienza a vivir junto a su padre luego de estar seis años alejado de su tierra. Su bienvenida lo lleva a enamorarse de su mejor amiga de la infancia, Carmen, quienes comienzan a conocerse aún más...