Capítulo 5.5

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Los había perdido mientras subía corriendo las escaleras. Y ahora me encontraba  escondido en un laboratorio. Cuando creía que se habían ido, alguno cruzaban dando gritos mientras lanzaba cuchilladas al aire. Me sentía cansado. No había dormido nada en unas 30 horas. No era tanto, pero esto de andar huyendo y sin comer... hace que se pierdan las energías con facilidad.

Los minutos pasaron. Maldije en silencio cuando miré mi reloj y ya había pasado una hora. Kalum iba a irse sin mí.

No me importaba realmente, pero algo me decía que no duraría mucho. Y de nuevo, le había prometido a mi chico que lo llevaría a salvo. O al menos, vivo.

Maldición. Quería ver a Mabius.

Me dejé caer contra la pared y hundí mi cabeza en las rodillas. Pensé en su rostro, suave y con ese color claro de su piel que me resulta tan... sexi. Esos ojos celestes que de alguna forma me hacían querer perderme en ellos. Eran como el cielo en un día despejado.

Su piel haciendo fricción contra la mía...

Abrí los ojos de golpe.

Empezé ha respirar con fuerza.

—Mierda, casi me quedo dormido.

Debía tener cuidado. Y salir de aquí de inmediato.

El tiempo corría. Vislumbraba el espacio pensando. Una sonrisa se extendió por mi rostro cuando vi una cafetera en la esquina de la mesa que estaba en el salón.

Revisé y en efecto, aún tenia café. Oh dios, y estaba casi caliente. Tomé una buena taza sin azúcar. Mabius pondría mala cara si me viera. El odia el café sin azúcar.

Disfruté del subidón de energía.

Oigo una fuerte explosión y el corazón me salta en el pecho.

¿Qué pudo haber sido eso?

Sea lo sea que haya sido... no fue pequeño.

Parpadeé y de pronto todo era oscuridad.

Se había ido la luz.

Cerré los ojos y respiré. Tranquilo. Cálmate. Has vivido cosas peores en el ejército.

Salí de la habitación con cuidado. Si yo no podía ver, ellos tampoco. Así que me deslicé por la pared evitando hacer el menor ruido. Oígo gritos y golpes. De seguro se estaban matando entre ellos. Su conducta no tenía sentido alguno, así que buscarle explicación solo sería perder el tiempo.

Continúe hasta las escaleras. Comencé a descender poco a poco. Habían pasillos,  habitaciones, y más habitaciones. Además de susurros en todas las direcciones.

Continué hasta el primer piso y así regresé hasta el cubículo del conserje. Tragué saliva y esperé no ver una escena horrible.

Prendí la linterna del teléfono.

Y allí estaba Kalum. Sentado cruzado de piernas. Parecía estar orando.

—Hey—Lo llamé. Levantó la vista asustado. Me vió, y rápidamente se puso de pie.

—Estás vivo...

—Sí, eso parece. Es hora de irnos.

—Vale. Por cierto... Richard llamó.

Oír eso me detuvo en seco. Me volví hacia él de golpe.

—¿En serio? ¿Cómo está él? ¿Está bien? ¿No le ha pasado nada?

—Hey, calmate. Richard esta bien.

—Joder, eso es... genial. Realmente genial ¿Quedó de vernos en algún lugar?

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