Capítulo 3.5

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4:00 am. Se había logrado establecer comunicación con otros hospitales circundantes. Y la información fue rápidamente distribuida. Algunos mantenían sedados a sus pacientes al punto que fuesen incapaces de mover sus extremidades. Lo que era una medida más extremista que la que nosotros habíamos optado por implementar.

El nuevo método que les ofrecimos fue rápidamente aceptado por todos, como una medida de emergencia ante una situación que no parecía tener una solución fiable, o precisa.

Los departamentos estában trabajando en conjunto, ahora enfocando su objetivo al análisis del sueño. El porqué de las pesadillas, y la manifestación de la psicosis, y sobre todo, del estado de sonambulismo. Se podía decir que el departamento de neurología y psiquiatría estaban especialmente integrados. Más la colaboración de los médicos que aún quedaban, también se podía apreciar. El tiempo corría y dentro de cada persona se podía sentir el miedo crecer. Las dudas. Y la incertidumbre.

¿Y si no se trataba de una droga? ¿Y si aquello era realmente una enfermedad? Y ya nosotros habíamos mantenido contacto con múltiples infertados... ¿Estábamos contaminados también? ¿Nos asfixiaria la locura cuando nuestros ojos cayeran ante en sueño?.

Estaba cansado, tenía hambre y sed. Pero sobre todo, tenía miedo de no encontrar pronto una solución. Porque podía sentir los fríos brazos del sueño cerrar mis párpados mientras luchaba forzosamente por mantenerlos abiertos y seguir oyendo lo que mis superiores debatían. Los análisis de sangre del forense no estaban listos. Faltaban horas para tenerlos. Habían tomado muestras de las víctimas fallecidas y de las que aún permanecían con vida.

Las ideas saltaban de un médico a otro, pero cada una era igualmente rechazada. Tratar la enfermedad con sedantes, como ocurría con los trastornos de histeria parecía la mejor opción, pero drogar a un individuo solo le inducía el sueño. Y allí estaba el problema principal.

Nadie sabía cómo podrían actuar los anticonvulsivos, o si su efecto sería el deseado. Sin las pruebas, experimentar con los pacientes de esa forma sería una iatrogenia severa. Nadie arriesgaría su licencia de esa forma.

El Psiquiatra; el doctor Marshall, había planteado la idea de utilizar antipsicóticos, pero sus efectos secundarios ante esta enfermedad o anomalía, eran inciertos. Además, esos medicamento tenían la particularidad de hacer efecto deseado luego de los primeros 7 o 12 días de su uso continuo. Y no había tiempo para eso. Claro que en todo caso podríamos optar por la Olanzapina inyectable, más rápida y efectiva en crisis de esquizofrenia. Pero como decía, nada era seguro.

¿Cómo tratar una repentina epidemia sin nombre, ni origen claro, y con un cuadro clínico totalmente nuevo y sin sentido?

Exacto. Nadie tenía la menor idea. ¿De donde venía todo aquello?

Semanas atrás había oído reportes de brotes de algunas cepas aún persistentes de la Covid-19 en los países más poblados como; China, India, Australia y otros que ya olvidé. Pero según recuerdo, no le habían tomado importancia. "Estaban bajo control y no había ninguna letalidad confirmada".

Aparte, había visto pequeñas noticias de guerras en Rusia, Iran y Afganistán.

Luego están aquellos días en los que el internet y los canales de televisión se desconectaron... ¿Tendría eso qué ver con lo qué estaba pasando?

Nadie lo sabía.

Mientras, en el hospital los pacientes seguían llegando y las muertes continuaban siendo reportadas.

A las 5:00 am, a través de la radio y las redes sociales, ya la noticia de la "tenebrosa enfermedad nocturna" estaba siendo divulgada en cada rincón de la ciudad.

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