𝗣𝗼𝗿 𝘁𝗶.

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Manejar por la carretera, casi sin sol, era algo que se sentía ligeramente normal, era como volver a mi apartamento después de haber visitado a mis padres por las tardes, un viaje en carretera largo, pero tranquilo. Todo sería totalmente normal si no fuera por Isaac, quien estaba teniendo una lucha por sobrevivir a mi lado mientras se desangraba.

El chico seguía sangrando con las mismas ganas desde que cayó de aquel jeep y se lastimó, aún faltaban unos cuantos kilómetros para llegar a Alexandría y me preocupaba mucho la salud del menor.

No dejaba de pensar que Isaac terminaría muerto por el desangramiento y todas las heridas que mantenía, el auto no ayudaba mucho en hacer el camino más corto, íbamos como a paso de tortuga, por más que pisará el acelerador, la mierda de carro iba lento, hasta Daryl iba más rápido.

El ruido de la dichosa motocicleta iba a unos cuantos metros más adelante de nosotros, de vez en cuando Daryl se detenía para esperarnos y darse un descanso, el camino estaba siendo sumamente agotador y los nervios se mantenían a full ante los leves jadeos del menor a mi lado.

Me dolía un poco la cabeza pero podía soportarlo, me cansaban las respiraciones pesadas que daba Isaac, aún que tenía que soportarlo, después de todo fui yo la que se encargó de cantar para él para que no cerrará los ojos.

Su vista cansada en la ventanilla cerrada y la cabeza de Perro sobre su regazo dejando varios lengüetazos leves para que se mantuviera despierto, era como si él supiera el peligro que pasaríamos dentro de este carro si él cierra los ojos y no los abre más.

Nos llevaría a nuestra muerte sin importar qué, ya no puedo perder a nadie más.

—¿Cuanto falta? —Salí de mis pensamientos al escuchar la voz cansada del chico—.

—Poco. —Mentí dándole una corta mirada, para que enseguida mis ojos se abrieran más de lo normal— Isaac... —Jadee con sorpresa deteniendo el carro de forma brusca—.

Me baje del carro sin esperar mucho caminando de forma rápida hasta llegar a la puerta que quedaba a su lado.

Abrí esta con cuidado adentrando la mitad de mi cuerpo para poder tomar su rostro entre mis manos.

Su cara estaba manchada en sangre, el pañuelo que le había puesto hace unas horas atrás en su brazo ahora estaba totalmente manchado en ese líquido rojo, mire con atención el rostro del pequeño animal a su lado y solté un jadeo molesto al ver su hocico lleno de sangre, era a lo que le daba lengüetazos hace rato.

Su piel y rostro se encontraba pálido y sus labios cada vez más violetas y resecos.

Me quite la camisa de cuadros que traía encima quedando con una camisa delgada en color negro, rompí las mangas, otro pedazos más de camisa y sin esperar mucho con un pedazo de camisa comencé a limpiar la sangre que aún corría, para luego con las mangas presionar las heridas más profundas.

—Necesito que no cierres los ojos, Isaac. —Dije de forma rápida al escuchar el leve quejido del menor— Sigamos cantando.

La moto de Daryl se estacionó a nuestro lado, justo en el momento que yo sacaba la mitad de mi cuerpo y cerraba la puerta, me acerqué a él de forma leve sintiendo mi cuerpo bastante cansado de pronto, hace tres semanas no me sentía de está forma...

—¿Qué sucede? —Preguntó acercándome mucho más a él hasta pegar mi cabeza en su pecho—.

—Las heridas no dejan de sangrar.. —Respondí soltando un suspiro— Necesita puntos, un doctor... la única que sabe de esto es Maggie.. —Susurre— Lo llevaré a Hilltop. —Aparte mi cabeza de su pecho al sentir su cuerpo tensarse— Está más cerca, necesito a Maggie, ella sabrá que hacer.

AFTER: en mil pedazos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora