Pequeña zorra.

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Me removí incómoda una vez más por la cama, mire con nerviosismo al hombre que dormía con tranquilidad a mi lado.

Después de ese día todo se había vuelto raro entre nosotros, ahora se había vuelto más cercano a mi, me buscaba para cualquier cosa, ya sea una pregunta estúpida o un tema de conversación raro. Yo por mi parte solo lo evitaba, la mayoría de las veces, las otra solo me encargaba de obedecerle y escucharlo.

Ahora esa sonrisa que él mantenía hacía mi no era una sonrisa burlona o llena de mierda, era una sonrisa diferente, una sonrisa llena de "cariño" si se puede decir así.

Ahora sabía que mi plan funcionaba, usar la seducción a mi favor, pero si seguía así podía llevar las cosas a otro maldito nivel, cosa que no quería para nada.

Algo que me mantenía deprimida todos los malditos días era pensar en Daryl, no saber que pasa con él o que este haciendo, me mantenía mal.

No tenía la cuenta de cuanto tiempo tenía aquí metida, pero me estaba cansando, estaba llegando a mi límite.

Solté un suspiro recordando la vez en que Negan llegó a Alexandría y cocino en casa de Rick, nunca pude probar ese spaghetti, se veía delicioso y yo por mantener mi ego no lo pobre.

Me senté con cuidado en la cama mirando con atención al hombre a mi lado, estaba antojada de ese maldito spaghetti y la única persona que podía volver a hacerlo era él, el problema es que ahora era de madrugada y él dormía plácidamente.

Dudé unos segundos si en despertarlo o no, no sabía cuál sería su reacción, pero lo que sí sabía era que mi hijo nacería con la boca abierta si no cumplía sus peticiones.

-Oye.. -Murmuré moviendo con cuidado su cuerpo- Negan.

El hombre comenzó a removerse de inmediato bajo las sabanas, fruncí el ceño al ver que no abría los ojos, así que sin importarme mucho lo removí nuevamente, está vez de una forma más brusca.

-¿Qué? -Preguntó con su voz ronca, un jadeo inevitable salió de mis labios al escuchar su voz, sexy-.

-Tengo hambre. -Dije de forma rápida y sencilla, escuchando una risa ronca por su parte- No es broma, tonto. -Bufé- Mi hijo tiene hambre.

-Antojo. -Dijo en un susurro- ¿Antojo de qué? -Preguntó sentándose en la cama para luego tomar mi mano, fruncí el ceño mirando con atención su acción, pero no me inmute- Si no me dices no podré complacerte.

Cállate, hijo de puta, se grosero conmigo.

-¿Recuerdas los spaghettis que hiciste en Alexandría? -Pregunté-.

-Lo recuerdo. -Murmuró soltando una pequeña risa- También recuerdo que corriste al baño para devolver el estómago. -Se burló- Me sentí bastante ofendido.

-Lo siento, pero no fue por tú comida. -Le reste importancia-.

-Entonces.. ¿quieres comer spaghetti a las... -Hizo una pausa para buscar algo debajo su almohada- a las 2:18 de la mañana?

-Si. -Asentí de inmediato-.

-Una vez escuche que nunca hay que dejar a una mujer embarazada con antojos. -Dijo Negan antes de ponerse en pie y extender su mano para mi- Vamos a darte de comer.

Sonrió de lado antes de tomar mi mano, levantarme de la cama y guiarme fuera de la habitación.

Le di una corta mirada a Perro, que dormía a los pies de la cama.

Ambos descalzos caminamos por los pasillos oscuros y silenciosos, lo único que se escuchaba por el lugar eran nuestras respiraciones relajadas y nuestros pasos lentos.

AFTER: en mil pedazos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora