Capítulo cuatro: Te invito un cafe

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Capítulo cuatro: Te invito un cafe


Ya había pasado la hora, tanto Lucifer como Alastor se estaban divirtiendo mucho, de alguna manera estaban conectados. Lucifer miró a Charlie y sonrió tiernamente.

Creo, que es hora de irnos -dijo Lucifer mirando a Alastor

Oh, claro, la pequeña está cansada -dijo Alastor un poco triste

Lucifer se levanta y carga a Charlie

Fue un gusto, Alastor -dijo Lucifer sonriéndole con cariño, después de darle un apretón de manos empezó a retirarse.

Mimzy miró a Alastor guiando con la cabeza que fuera tras el chico rubio, pues sabía que si dejaba las cosas así jamás podría volver a verlo. Alastor era muy, extremadamente muy timido, solo en escenarios podía expresarse y ser libre, pero a través de la gente, imposible, empezó a ponerse muy nervioso, no quería despedirse de él, quería volverlo a ver, pero algo en sus pies le impedían moverse, su corazón comenzó a palpitar fuerte, estaba muy asustado.

Oye Alastor -dijo Lucifer

Por un momento Alastor dejó de temblar para convertirse en una estatua, sin dejar de sonreír nerviosamente voltea a ver a Lucifer, quien se encontraba en la puerta principal del negocio.

¡Si! ¿Si? -dijo nerviosamente Alastor

¿Te parece que vayamos a un café? Mañana, misma hora, nos podemos encontrar aquí -dijo Lucifer

El corazón de Alastor parecía que estaba bailando de alegría

¡Si! ¡Claro que sí! Ahhh... Mañana, aquí... mañana -decía nerviosamente Alastor

Lucifer se rió por el comportamiento del chico castaño y se despidió. En el momento que se fue, las piernas de Alastor se vuelven gelatina y cae tratando de sostenerse en la mesa.

Vaya, parece que tienes una cita -dijo Mimzy acercándose a Alastor

Alastor la ignora, sonríe de una manera tan sincera y feliz y posa una de sus manos en su pecho.

Vaya, nunca te había visto así, ese hombre si que te ha dejado sin aliento, bueno, te deseo suerte cariño -dijo Mimzy dejando solo a Alastor en su sueño despierto.

Lucifer llegó nuevamente al infierno, dejo a Charlie en su cama y se dirige a su habitación, estaba nervioso, había roto una regla sumamente importante, estaba nervioso al pensar que podría ser capturado pensar en las nuevas consecuencias, pero había algo que le hacía olvidar su desdicha, el chico castaño, Alastor, tenía un algo que Lucifer le intrigaba y se le hacía muy tierno. Lucifer se acostó en su cama pensando en qué rayos se había metido con ese chico, pues le había invitado un café sin saber nada del mundo humano. Al final opto por cerrar los ojos y dejar todo a su suerte.

Al día siguiente dejó a Charlie con sus sirvientes, pues entre semana Charlie siempre se quedaba en la mansión estudiando y jugando para aprender tanto sobre el infierno como el mundo humano y para ampliar sus virtudes. Lucifer ya estando solo en su habitación hace un portal al mundo humano.

Alastor estaba muy inquieto desde que amaneció, parecía que no había dormido bien, por el hecho de estar muy ansioso. Se alisto con un chaleco negro y un saco rojo y salio de su apartamento. Para su mala suerte en el camino un perro grande le ladró y ocasionó que se asustara y cayera en un charco de lodo.

Oh, lo siento mucho muchacho -dijo un hombre cuando calmó a su pequeña bestia

No, no, esta bien -dijo Alastor tímido para después salir corriendo

Alastor estaba esperando en el negocio de Mimzy, trataba de quitarse el lodo encima, cuando escucho la voz de Lucifer saludandolo su corazón se paró por unos segundos.

Alastor -dijo Lucifer acercándose al chico

Hola Lucifer -dijo Alastor como pudo

¿Conoces un buen lugar para tomar un café? No soy de esta ciudad -dijo Lucifer

Ah, claro, conozco varios en realidad ¿Ah? -decía Alastor

¿Qué pasa? -preguntó Lucifer

¿No está Charlie? -preguntó Alastor

Entre semana se la pasa con... en la escuela -dijo Lucifer

Ah, tiene sentido, bueno vamos -dijo Alastor empezando a caminar junto con Lucifer

¿Te ha pasado algo? -preguntó Lucifer

¿Ah? Un perro me asusto y caí -dijo Alastor

¿Un perro? Pero si son bien lindos -dijo Lucifer soltando una risa

En tu mundo serán, yo soy de mas de gatos -dijo Alastor

Oh, cómo mi hija, yo... creo que me gustan más los exóticos -dijo Lucifer pensando en sus cabras voladoras, Dazzle y Razzle.

Oh, un hombre de gustos exóticos eh, bien, conozco el lugar entonces -dijo Alastor

Tanto Lucifer como Alastor llegaron a una cafetería que parecía lujosa. Entraron y todas las mesas redondas estaban cubiertas por manteles blancos y en su centro se habían velas. Lucifer detiene la puerta para que Alastor pasara primero y ambos fueron guiados a una mesa. 

El café prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora