𝐖𝐚𝐥𝐤𝐢𝐧𝐠 𝐖𝐢𝐭𝐡 𝐓𝐡𝐞 𝐃𝐞𝐯𝐢𝐥 | 𝘓𝘢𝘴𝘵 𝘏𝘰𝘱𝘦

•Prólogo•

|Archivo de voz recuperado de la destruida sede de GEN-SYS, 17 de mayo, 2025|

00:10:45 - 00:20:01 "Si alguien escucha esto, es porque seguramente ya estoy muerta"

01:13:79 - 01:57:63 "Nosotros nunca quisimos que esto sucediera, queríamos ayudar a la humanidad... Él sólo quería salvar a su padre... Jamás deseamos este mal"

03:48:92 - 05:11:37 "Aquí, donde todo comenzó... /interferencia/ ... Cinco años, no sé dónde está ella, él fue asesinado y pronto yo también, hemos llevado a la humanidad a su final y merecemos este destino /gritos de fondo/ ¡Pero que sepan! ¡Que jamás...! /interferencia/"

09:29:82 - 10:48:10 "La gripe simia no terminará con la humanidad, seremos nosotros mismos, esto es una prueba de lo que tanto profetizaban los fanáticos en las plazas, ¡Somos una plaga!"

12:55:34 - 14:19:79 "Peores que la Peste Negra y si alguien logra escuchar esto... /interferencia/ él es mi salvador... /interferencia/ ... Que se sepa, a mí no me mató la gripe simia...

A mí me asesinó mi propia especie"

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En el mundo antiguo era acostumbrado el identificar como pregunta existencial la que decía "¿Qué cambiarías de tu pasado?", muchos quizás sabían exactamente lo que responderían, otros de seguro se tomarían su tiempo para poder dar una respuesta más acertada a sus sentires, sin embargo, en el nuevo mundo, preguntas cómo esa sólo conllevan a una gran disputa por asignar un culpable, donde seguramente todos responderían lo mismo.

"Ojalá jamás hubieran creado este virus"

Pero Deena era consciente que las palabras sólo formaban simples oraciones vacías, el hubiera no existe y todos los deseos quedarán en sueños, lo que pudo haber sido pero que jamás será la realidad.

Justo antes del comienzo del brote de la gripe simia, Deena había viajado a Astaná, capital de Kazajistán donde son originarios su familia materna, tras no encontrar motivo alguno para permanecer en San Francisco, ella era ignorante con respecto a esta enfermedad que tan veloz como la pólvora, comenzaba a propagarse; en los hospitales así como la gente moría, más personas llegaban.

Justo antes de que prohibieran los vuelos, la joven Deena Midville logró viajar a España, sabiendo que algo grave ocurría en su país, tenía que llegar y poder apoyar a sus amigos, pero la epidemia alcanzó a España y desde ese momento su vida se enfocó en buscar la manera en la cuál ella podría movilizarse para llegar a Estados Unidos.

No fue fácil, dos años después del brote ella logró perder todo tipo de comunicación con su familia materna y aunque estuvo tentada a volver, mantuvo su postura y encontró la fortaleza para continuar con su travesía, unos cuantos billetes fue necesario para convencer a un barco pesquero que le hiciera atravesar todo el Océano Atlántico.

Tampoco fue un viaje fácil de soportar.

Llegar al país norteamericano fue una cosa.

Llegar a San Francisco le tomó cerca de cuatro años más.

Observar a su ciudad natal siendo consumida por los conflictos sociales y sobretodo, con la histeria de la gripe simia, fue un momento paralizante para Deena... ¿Cómo ocurrió todo esto? ¿Sus amigos estarán bien?

¿Tan siquiera estaban con vida?

San Francisco estaba sumida en el caos, muerte y destrucción, ninguno era capaz de presenciar que el verdadero enemigo no eran realmente los simios, eran los propios humanos, atacando y terminando con su propia especie. Los pocos que lograron sobrevivir a ambas pandemias se resguardaron en un centro comercial sin concluir, convirtiéndola en su refugio, el nuevo hogar.

¿Y los simios dónde estaban?

Llevaban poco menos de una década viviendo lejos de ellos, ahí donde fueron vistos por última vez, en el parque Muir Woods.

El lugar donde Deena finalmente se encontraba, un agotador y violento viaje estaba llegando a su fin al estar frente a su destino.

Lo peor se había confirmado.

Ella estaba completamente sola en el mundo ahora.

Sólo le quedaba él.

César.

El que comenzó con lo que habían llamado la revolución de los simios.