•Capítulo 02•

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Los simios se desprendieron de la cadena evolutiva de los humanos hace poco menos de siete millones de años, desde entonces lo único que podía unirlos es una historia en común, antecesores muy lejanos.

¿Sería gracioso considerarse una especie de primos lejanos?

Aunque el tiempo haya pasado y los simios hubiesen sido la parte "débil" de la evolución, con ayuda de sus semejantes fueron capaces de obtener lo que caracterizaba a los humanos de los seres vivos, el raciocinio.

Una habilidad extraordinaria para pensar, para analizar y aprender mucho más rápido que cualquier otro hombre, esto sumado a su fuerza superior, la unidad con su manada y el tremendo carácter agresivo cuando defendían su territorio los volvía un enemigo difícil de enfrentar, ni siquiera se debería pensar el simple hecho de hacerles frente, el resultado era inminente.

Por eso mismo era que Deena había dejado de lanzar golpes tras varios segundos donde el gorila se movía con rapidez entre los árboles, prefería usar sus manos para aferrarse al pelaje del simio que hacerlo enojar y caerse en el proceso, tal y como ella había deducido, la guarida de los simios se encontraba en la cima de las montañas, cerca de la cascada donde había estado anteriormente.

Sabía que el virus de la ALZ-113 había modificado la genética y el coeficiente intelectual de los simios, sin embargo, observar las "casas" hechas por madera y hojas, utilizando las cuevas naturales como sus refugios, una entrada imponente que podría ser fácilmente la entrada de algún pueblo abandonado en una película de terror promedio, si alguien casualmente llegó a encontrarse con este lugar, definitivamente dio media vuelta rezando por su vida.

¿Sería prudente comenzar a rezar por su propia vida en ese instante?

Se vio dejada en el suelo, sus pies tocaron el frío de la tierra húmeda, el fuerte y alarmante ulular había advertido a toda la comunidad, quienes ya estaban cerca esperando encontrarse con la inesperada visita, algunos se columpiaban sobre las ramas del techo de la pequeña entrada mientras ella era empujada por uno de los bonobos, al menos agradece no ser jalada como muñeca de tela, arrastrándose sobre la suciedad.

Aunque tan pronto estuvo en el interior de la colonia, rodeada de chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes, se vio nuevamente sobre sus rodillas, tuvo que apoyarse sobre sus palmas para demostrar sus intenciones de no herir a nadie, podía sentir la fuerte presencia de los simios a sus espaldas, esperando cualquier tipo de movimiento de su parte o alguna mínima palabra amenazante para saltar sobre ella y mantenerla retenida.

Observó a su costado cómo un par de patas se asomaban, se vio jalada por el cuello de su chamarra, dejó expuesto su rostro para que el simio que le había agarrado pudiera verla con claridad.

Ella conocía a ese simio.

Y él a ella.

Por lo que inmediatamente se escuchó un gruñido para posteriormente ser empujada contra la tierra, sus grandes puños golpearon repetidas veces cerca de Deena y por un momento temió que sus ataques se desviaran hacia su rostro o el resto de su cuerpo, podía verlo golpear con una fuerza brutal que podía ocasionar un profundo terror.

Koba estaba furioso.

Comenzó el bullicio, desconocía si eran ruidos de apoyo a la violencia que sucedía o porque intentaban detener al simio que tenía un ojo ciego.

Con la cabeza escondida entre sus brazos, logró escuchar cómo de manera súbita los ruidos y gruñidos cesaban, como si alguien hubiera presionado el botón de silencio, Koba no había continuado con su ataque, en su posición de ovillo se percató como todos los que estaban cerca de ella empezaban a alejarse paso a paso.

𝐖𝐚𝐥𝐤𝐢𝐧𝐠 𝐖𝐢𝐭𝐡 𝐓𝐡𝐞 𝐃𝐞𝐯𝐢𝐥 | 𝘓𝘢𝘴𝘵 𝘏𝘰𝘱𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora