Capítulo treinta cuatro: Alma mía.

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Dedicado a Atrzupk

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Dedicado a Atrzupk

California

18 de septiembre de 2028.


BELEN


Es el segundo dieciocho de septiembre que pasamos en California, pero no se compara a ese septiembre que pasé desempleada y sola en Canadá, pasando el duelo de mi tía Elena. Miro a mi pequeña Maylen, que lleva su nombre y me sonrío. La niña ya tiene casi diez meses, pero se mete a la piscina con su hermana mayor, que va a comenzar el colegio en unos días más. Julieta se preocupa de ella, es cuidadosa, juegan, se ríen, a veces se frustran pero nada grave, más que las clásicas pataletas de niña.

Las contemplo jugar en el agua, mientras leo lo poco que escribí, lo que jamás envíe a una editorial, aún llevo un diario, dónde desahogo mis días, siendo mamá de dos niñas, viviendo en California, con Pedro, Alex y Cintya.

Ninguno de los tres puede entender la carga mental que significa ser mamá, decidir que se come, a veces frustrada porque extraño a mi familia, mi tierra, el mar, el pan de la mañana, no ese pan que hay en bolsa, ese que se amasa temprano y se hornea en cocina a leña. Me siento una chilenita perdida entre estímulos con los que no crecí y trato de entender. Los amigos de Pedro son todos muy simpáticos, pero a veces extraño esa picardía chilena.

Escribo con un ojo en las pequeñas y otro en el papel. Luego de un buen rato sentada ahí, Cintya se sienta a mi lado, dejando una michelada sin alcohol para mí.

--¿Y cuando la destetarás?

--No lo sé, negra.-respondo.-a la Julieta le di hasta el año y cuatro meses, a ella espero darle lo más que pueda.

--¿Qué escribes? ¿Tu diario?

--Algo así, antes de quedar embarazada de Maylén quería publicar un libro, ahora, creo que no se podrá, pero, estaba leyendo y me di cuenta que suena chistoso.

Se lo acerqué y sí, se río con algunas cosas que escribí. Me devolvió la libreta, Julieta gritó para llamar mi atención.

--Mamá quiero ir al baño...

--Ya voy mi amor.

Cintya se acercó para sacar a la bebé del agua y yo llevé a Julieta adentro, aproveché de secarla y cambiarla de ropa.

--Mira, estás con los dedos arrugados como una abuelita, de tanto nadar.

Ella respondió riéndose y yo comencé a peinarla, tiene el cabello claro y fino, como su papá cuando niño.

--El lunes comienzas el colegio, ¿Estás emocionada?

--Sí, very much.

--Mi princesa, estás tan grande.-exclamo besándola y ella se ríe feliz.

Mi Sono Innamorata (Pedro Pascal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora