Capítulo 46: Little Lies

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Llegamos a la costa esa noche, los mellizos dormían y Julieta venía contemplando las estrellas, contándolas

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Llegamos a la costa esa noche, los mellizos dormían y Julieta venía contemplando las estrellas, contándolas. May, venía con su mamá, no la soltaba. Cuchuflí me acompañaba en el copiloto, estaba feliz. No pudimos hablar de lo sucedido con su tía y Tatiana, pero, me dijo.

--No volveremos aquí, nunca más.

Se abrochó el cinturón, noté que se tragó las lágrimas y puso música, se preocupó de sus hijos, como siempre. Luego, de acostarlos en el cuarto que mi papá disponía para las niñas, quiso tomar una ducha. Mi papá notó que algo ocurría y consultó, pensando que era algo con su madre.

--Increíblemente, su madre se comportó, la que la dañó ahora, fue su tía.

--¿Qué ocurrió, hijo?

--Su tía, es pareja de una chica, que conocí hace tiempo, esa mujer de Valdivia.

--Ay no...qué incómodo.

Me percaté que no había llevado toalla para secarse, así que me tomé la libertad de llevársela, abrí la puerta y la escuché llorando, con el alma desgarrada.

--¿Honey?

--Déjame Pedro...

--Pero estás llorando, chulita...

--¿Y no puedo llorar?.-increpó, cortando el agua y saliendo de la tina.

La vi desnuda, húmeda, con el rostro colorado, vulnerable, tomó la toalla y se cubrió, se secó el cabello con suavidad, así que insistí.

--¿Qué pasó con ellas dos?

Y Belén me relató lo ocurrido, se cerró la puerta, Tatiana se aferró a Claudia y farfulló.

--Lo que pasó entre Pedro y yo no es tu problema...tú en ese tiempo estabas con Andrés...

--Pedro es mi marido, es el padre de mis hijos, es mi compañero, todo lo que tenga que ver con él, es mi problema, así es el verdadero amor.

--Eres una estúpida, Belén, le crees todo ciegamente para no tener que trabajar nunca más en tu vida, sin Pedro Pascal serías una más, una trabajadora social, llegando apenas a fin de mes y todavía vivirías con tu mamá.

--Sí, puede ser, pero al menos, yo tengo dignidad, seré una mujer del pueblo, sé lo que soy, pero tan tonta no debo ser, aprendí inglés, viajé a Nueva York con mis ahorros, viví en Vancouver, en Los Ángeles, en Santa Mónica, ¿Y a ti de qué te ha servido el dinero Tatiana? El dinero no sirve de nada si no tienes una familia, yo la tengo, la formé con el hombre que tú dañaste y no quiero que tú.-y miró a Claudia.-hagas sentir mal a mis niñas, nunca más, con mi familia no se metan, no saben lo que nos ha costado tener un hogar.

--Belén basta, esta no es tu casa...hagan su bendito hogar en otro lugar.

--Sí, tía Claudia, tienes razón, esta ya no es mi casa, esta es su casa, mi hogar está en Nueva York.

Mi Sono Innamorata (Pedro Pascal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora