Capítulo 49: Brooklyn Babies.

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AMARANTA.


23 DE SEPTIEMBRE DE 2043.


Cumplí 13 años hoy. Y hace días que pienso en lo que encontré: los diarios de vida de mi mamá y mi papá, dónde iban contando su historia de amor. El diario de mi mamá quedó hasta el día que aniversario número 8. El de mi papá llegó hasta un día de junio, antes de mudarnos a Nueva York. Pareciera que, después no tuvieron necesidad de desahogarse en el papel.

Cuando leí sus diarios entendí sus miedos, sus pasiones, me salté las partes dónde se ponían algo apasionados, pero pude visualizar sus infancias, sus juventudes, las dudas que tuvieron al encontrarse.

Tengo muy vagos recuerdos de Chile, pero recuerdo mucho a mi abuelo José Pedro y lo extraño. Lo más que recuerdo es su casa de la costa, la arena entre mis dedos, las olas besando la orilla. No recuerdo mucho Arauco, mi mamá no volvió a llevarnos allí. Además, tres meses después de que mi madre emigró a Estados Unidos, su abuela falleció, un año después, murió su padre y al siguiente, murió su padrino. Decidió vender su parte de la herencia y radicarse en Nueva York. De tío Vicente, no se supo más, ni de tía Claudia. Ni de la tal Tatiana...ni del tal Andrés. Y Loreto, mi abuela materna, llama a mi madre cuando necesita dinero, luego de insistir un buen rato, mi mamá depositaba algo, poco, nunca más de cien dólares y por ello mi padre se enojaba con ella.

--Es mi madre.-insistía mamá.-será una vieja de mierda, pero me dio la vida.

--Belén, no sabes marcar límites y después cuando te rompe el corazón de nuevo, yo tengo que levantarte, una y otra vez, yo soy tu familia.

--Pedro, mi vida, sé que ustedes son mi hogar pero me da lástima, lo hago sólo por eso.

Julieta entendía mejor ese drama de telenovela, yo no tanto. Para Julieta todo estaba más claro, siempre fue la más inteligente de los cuatro hermanos. Julieta ya no vive con nosotros, se marchó a Harvard hace un mes. Ahora, yo tengo mi propio cuarto, porque May se fue de intercambio también, a Inglaterra, donde unos amigos de mi papá. Siempre tuvimos cuarto las tres y me siento un poco sola. Fuimos seis y ahora sólo cuatro. Y amo haber tenido dos papás y tres hermanos, es lo mejor que me pudo pasar.

Sé que tal vez mi mamita lo pasó mal y tuvo que dejar mucho de lado por cuidarnos, pero mi vida no sería la misma sin haber crecido con ellos. Sin los consejos de Julieta, sin los abrazos de oso de May, sin la compañía silenciosa de Franco, sin los juegos, las tardes lluviosas dónde nos tumbábamos a ver películas de terror en la sala y mi papá nos contaba historias de detrás de escena. Así supe cómo se grababan escenas de asesinatos, cómo se confeccionaba la sangre, qué foco de luz daba ese aspecto tétrico, lo fácil que podía parecer hacer un plano holandés.

Mi Sono Innamorata (Pedro Pascal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora