MINHO
Me desnudé rápidamente y salté a la piscina, salí a la superficie y solté un gran suspiro. TaeMin se sentó en los escalones, desnudo y sexy, mientras una pequeña brisa agitaba su cabello rubio. Me sonrió tentativamente.
Nadé más cerca de él, mi corazón golpeaba contra mis costillas. —¿Estás seguro de esto? Todavía puedes echarte para atrás.
Su nuez de Adán se balanceó. —No quiero echarme atrás. Quiero un bebé. También quiero tener sexo contigo así que... —Se rio suavemente. —Esto es ganar, ganar.
—Entonces ven acá. —Me atravesó la emoción.
Se apartó de los escalones y se acercó. Sus ojos estaban brillantes y sus labios ligeramente separados. Lo atraje a mis brazos tan pronto como estuvo lo suficientemente cerca, y nuestras pollas se juntaron. Ambos gemimos, y envolvió sus piernas alrededor de mi cintura.
—He pensado mucho en esto. —Sonrió tímidamente.
Lo acompañé hasta el borde de la piscina, empujando su espalda contra el azulejo. —En la clínica, lleno mi recipiente imaginando esto contigo. —Lo besé y su boca se abrió contra la mía con un gemido. Su cuerpo estaba duro y cálido mientras se doblaba hacia mí.
Nos besamos durante unos minutos, besos desesperados, llenos de lengua que nos dejaron a los dos sin aliento. Se apretó más cerca, flexionando las caderas y frotando su polla contra mis abdominales. Rocé con mis labios la nuez de Adán, la clavícula, dejando un rastro de besos a lo largo de su hombro. Mordisqueó mi oreja y mordió mi mejilla, su aliento caliente en mi piel. Olvidé todo mientras exploraba el interior de mi boca de nuevo, sus manos se arrastraban por mi espalda, hasta mi trasero. Amasó mis nalgas, deslizando su dedo entre ellas y rozando mi agujero. Me puse rígido y él se rio entre dientes.
—No te preocupes. Sé que soy yo quien estará siendo jodido. —Su voz sonaba divertida.
—Puedes tocar lo que quieras, —gruñí, presionando más fuerte contra él.
Dejó caer las piernas de mi cintura, pero mantuvo los muslos abiertos. Mi polla chocó con la suya y suspiró. —¿Esto realmente está pasando? —Su voz era suave y llena de asombro.
Me encontré con su cálida mirada y mi corazón se apretó con emociones que no reconocí. — Sí. Vas a tener un bebé, TaeMin. —Una extraña posesividad se apoderó de mí y agregué: —Mi bebé.
Sus ojos parpadearon con confusión, pero no dijo nada. Empujó su mano entre nuestros cuerpos y comenzó a acariciarme. —Eres tan grande.
—Esto va dentro de ti.
—Oh, Dios, sí.
Lo besé, empujando mi lengua en su boca, mientras apretaba mi polla con más fuerza. Mis bolas se tensaron y mis dedos de los pies rasparon el fondo de la piscina. Rompió el beso y se estiró para anclarse contra el borde de la piscina.
—Fóllame, —gimió, abriendo más las piernas.
Hubo un fuego que me abrasó las entrañas mientras mi polla se ponía aún más dura. Algún instinto primario pareció cobrar vida dentro de mí mientras sostenía su mirada lujuriosa. De repente, esto no era solo sexo. Necesitaba estar dentro de él tanto que me sentí mareado. Me impulsó a follarlo. Sentí que podría morir si no entraba en él pronto. Empujé un dedo hasta su entrada, y él gimió mientras lo metía profundamente, viendo su rostro contorsionarse de placer y dolor.
—Oh, maldición, —gritó, meciéndose en mi mano y acariciando su propio polla. —Sí, toca mi trasero. Oh Dios. —Su voz se quebró cuando le metí dos dedos.
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