TAEMIN
Una vez que estuvimos en la habitación cinco, rodeó mi cintura con sus brazos y besó un lado de mi cuello. Me estremecí y puse mis manos debajo de su camisa, acariciando con mis dedos su piel cálida. Gimió y tomó mi boca con rudeza.
Nuestras lenguas temblaban una contra la otra, y mis piernas estaban débiles por la necesidad. Su olor y su tacto me volvían loco, y cuando puso sus manos sobre mí, me resultó difícil pensar con claridad. Empujó sus manos entre nuestros cuerpos y ahuecó mi polla a través de mis jeans. Gemí y chupé su lengua, meciéndome contra él.
MinHo vino tras de mí y me ama.
Apartó la boca y dio un paso atrás. —Necesito estar dentro de ti. —Su voz era ronca. —Ahora.
—¿Sí? ¿Quieres follarme? —Mi corazón dio un vuelco ante la mirada en sus ojos.
—Tan profundo y duro que me rogarás que pare.
Me reí nerviosamente. —Lo dudo mucho.
Se quitó la camisa y la dejó en el extremo del sofá. No era tan civilizado como él, y dejé caer mi camisa y mis pantalones en un montón en el suelo producto de la emoción. Él simplemente sonrió y se unió a mí en el sofá tan pronto como él también estuvo desnudo. Cubrió mi cuerpo, abriendo mis piernas y besándome un poco más. Había fuego en mi ingle mientras la necesidad me consumía. Lo deseaba desesperadamente, y por el empuje de su dura polla contra la mía, supe que era mutuo. El aire estaba fresco sobre mi piel desnuda, y arqueé mi espalda, moviendo mis caderas y amando la fricción de nuestras pollas frotándose.
Compartimos besos descuidados y desesperados que nos dejaron jadeando, y luego se movió para que pudiera poner mis rodillas en mi pecho. Sosteniendo mi mirada hambrienta, tocó mi agujero, acariciando y provocándolo hasta que fui un desastre lloriqueante. Sacó su dedo y bajó la cabeza entre mis muslos, presionando la punta de su lengua contra mí. Siseé con placer mientras empujaba la longitud de su lengua más profundamente en mi canal sensible. Chupó, lamió y besó mi agujero hasta que me retorcí en el sofá, rogando por su polla.
Enredé mis dedos en su cabello mientras sorbía y lamía mi agujero. Rodé mis caderas mientras mi polla se filtraba sobre mis abdominales, dejando un rastro resbaladizo. —Fóllame, —dije jadeando, y en respuesta él se sentó y agarró el lubricante del piso junto al sofá.
—No puedo esperar a estar dentro de ti. —Él extendió el gel frío a lo largo de la hendidura de mi trasero de manera experta, untando suficiente líquido para que la penetración no fuera un problema. Gemí de ánimo cuando él empujó un dedo dentro de mí y sonrió. —Te encanta que te follen, ¿verdad?
Asentí. —Sólo tú. —Me lamí los labios y gemí cuando empujó otro dedo dentro de mí. Arqueé la espalda y grité, meneando y apretando mi trasero en su mano que buscaba. —Fóllame, —gimoteé. — Reclámame, Alfa.
Asintió y sacó los dedos de mi cuerpo. —Date la vuelta.
Rodé sobre mi estómago, empujando mi trasero en el aire. Cubrió mi cuerpo y su rodilla empujó mis piernas abiertas. Frotó la cabeza goteante de su polla sobre mi agujero, cubriendo mi sensible entrada con su líquido preseminal. —Te reclamo como mío, TaeMin. Es mejor que nadie más te toque.
—Nadie más que tú, —susurré, mientras mi corazón latía tan fuerte que casi me mareaba. Sentí sus dientes contra la nuca donde se unía al hombro. Siseé cuando hundió sus dientes en mi carne, mientras él también presionaba la ancha cabeza de su polla contra mi agujero, y empujaba hacia adentro. Chupó mi carne y grité, agarrando el sofá mientras hundía sus bolas profundamente con un duro empuje de sus caderas. —Oh, maldita sea, —gemí.