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—¿Has estado estudiando leyes todo este tiempo?— preguntó aquella joven, observando las notas del peliblanco.

—Sí, bueno, lo hago desde niño, solo que ahora logro comprenderlas un poco mejor y estoy repasandolas con más detenimiento— asintió, sin despegar su vista de los escritos.

—¿Piensas entrar en la Corte de Fontaine?, he escuchado que pagan muy bien y que últimamente están reclutando gente nueva. Ya sabes, con eso de que apenas se ha pronunciado la nueva Arconte Hydro.

La mano de Neuvillette se detuvo por un instante al escuchar las últimas palabras de la mujer, para después soltar un ligero suspiro y seguir con sus escritos.

—Sí, me interesa entrar a ese mundo. Pero supongo que lo haré dentro de otros pocos años.

—Seguramente te vaya muy bien. Eres excelente diplomático y muy imparcial en toda situación, ¡Serías un Juez excelente!— expresó con ánimos —Aunque claro, debes pasar primero por las etapas previas a ese puesto.

—No creo que sea muy difícil hacerlo. Probablemente pueda escalar rápido si me centro bien en mi camino.

—Siempre tan confiado de ti mismo, Neuvi— murmuró con gracia —Yo también pienso que podrías escalar muy rápido, y vaya, ¡Tal vez hasta le quites su puesto a la Arconte Focalors!

—Yo no diría esas cosas tan libremente estando en Fontaine, _____— respondió el otro, haciendo que la chica se asustase un poco —Aunque, gracias por el halago.

La chica solo comenzó a reír un poco nerviosa, tomando asiento frente a la mesa donde se encontraba el otro terminando algunas de sus notas de ese día, cambiando un poco el giro de la conversación al darse cuenta del error que había cometido.

Los años habían pasado y, tal como habían dicho hace tiempo, ambos continuaban viéndose cuando aquella preciosa chica regresaba cada dos o tres meses a la isla Petrichor.

Ya no eran niños como tal, si no que ya habían alcanzado la adultez, aunque aún seguían siendo algo jóvenes.

En ese tiempo, Neuvillette había tomado mucho más enserio su estudio en las leyes de Fontaine y de Teyvat en general, mientras que _____ había decidido seguir el camino de su familia comerciante, aunque con un toque algo más diplomático.

Esto, los había hecho incluso más amigos que antes, compartiendo de vez en cuando el conocimiento del otro, apoyándose en cosas que tal vez no conocían, y utilizando todo esto como una forma de pasarla bien juntos.

Claro, también tenían sus ratos en que salían a pasear un poco, comían postres, tomaban el té, o solo se sentaban en la orilla de la isla a contemplar el paisaje mientras conversaban de cosas algo triviales. Los viajes de _____, los análisis de Neuvillette, lo que habían hecho en el tiempo en que no se habían visto. Siempre había algo nuevo para decirse entre sí.

Pero, para el joven originario de Fontaine, eso era mucho más que solo pasar el rato con esa chica como cualquier otra persona lo pasaba con algún amigo.

Para él, eso era compartir su tiempo con una persona que realmente apreciaba lo que decía, que apreciaba lo que le compartía, que lo aceptaba como era y desde el inicio de su amistad.

Para él, esa chica, era esa calma que tanto había luchado por encontrar en sí mismo y que nunca había encontrado dentro de su cabeza.

El simple hecho de pensar que la vería cada cierto tiempo, de que podría hablar con ella, de ya no tener ese sentimiento de ser el rato entre todos los demás... Era algo que no podrías describir en palabras.

Sí, una parte de él seguía pensando que eso era una tontería causada por su forma humana, pero al mismo tiempo, no podía evitar sentirse tan bien y tranquilo con ello.

Lo carismática que era, el gran conocimiento que tenía a pesar de su poca edad, la belleza que se podía ver a simple vista entre esos rasgos humanos y animales... Todo en ella era tan perfecto a sus ojos, que incluso había comenzando a sentir ese ligero golpeteo en su pecho cada vez que volvía a verla después de meses separados el uno del otro.

Al principio eso le había asustado un poco, pero después de un tiempo, esa sensación también había sido, en cierto modo, algo que le agradaba tener en su ser.

—Es probable que vaya a Liyue en estos días— habló la chica, caminando hacia el muelle junto a Neuvillette para poder subir a su barco —Si puedo, cuando venga de regreso, te traeré algo del código legal de esa nación. Dicen que sus libros son tan detallados y completos que se pueden utilizar en cualquier nación.

—No es necesario, _____— dijo, pero la chica negó con su cabeza.

—Tómalo como un regalo de parte de tu amiga, ¿Sí, Neuvi~?— murmuró, a lo que el otro solo sonrió, rodando sus ojos con gracia.

—En todo caso, te lo agradezco mucho— expresó, sintiendo como la chica se acercaba a él para abrazarle, sorprendiendole.

A pesar de esos años, nunca se había acostumbrado a ese tipo de contacto con cualquier otra persona.

Pero con ella, aunque sin saber como reaccionar, era algo que le llenaba de paz y una preciosa calidez.

—Nos vemos en unos meses, Neuvi— dijo, volviendo a alejarse del hombre —Cuídate mucho, ¿Sí?

—Tú también cuidate. Te estaré esperando— respondió con ese tono suave que le hizo sonreír a la otra, caminando hasta el barco para subir junto a su familia que ya se encontraba esperándola.

Algunos minutos después, observó como ese barco comenzaba a navegar por las aguas de aquel mar interno, haciéndose cada vez más y más pequeño a la distancia.

Si tan solo hubiese sabido que esa sería la última vez que vería a esa chica en muchos, muchos años~

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🌊𝐂𝐫í𝐚🌊 Cruelty II [Genshin Impact AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora