Capítulo 22

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La semana siguiente, en el trabajo, Bellatrix escuchó que habían mandado un equipo especial a vigilar a los zorros que habían liberado ella y Grindelwald. Dedujo que también habían mandado a otro equipo a "limpiar", porque no hubo noticias en prensa ni ninguna otra repercusión. Eso le gustaba. En su anterior vida como criminal, ella misma tenía que limpiar sus desastres. Pero ahora, dentro de esa extraña organización, solo actuaban y se largaban. Como estrellas de rock.

—No merezco menos —sonrió Bellatrix.

Su autoestima había mejorado en los últimos meses, al ver que su vida se estabilizaba y parecía avanzar (no estaba claro hacia donde, pero era buena noticia).

—Black, te necesitan en el centro de los cérvidos —la informó McGonagall la mañana del jueves.

—Voy —respondió ella levantándose.

—Flint y Wood van al centro de aves en el jeep. Diles que te acerquen, les cae de camino.

Bellatrix asintió. No le gustaba compartir más tiempo del necesario con otros trabajadores, pero serían pocos minutos y así llegaba antes. Efectivamente se encontró a los dos chicos a la salida del garaje con uno de los jeep. Tenían también unos treinta años y habían entrado a Hogwarts unos meses antes que ella. Por sus uniformes supo que Wood era gryffindor y Flint slytherin. Les informó de a dónde iba y le indicaron que subiera detrás. Bellatrix se sentó y contempló el paisaje. Los dos chicos conversaban en los asientos delanteros.

—Voy a regalarme una moto por Navidad —decía Wood—, a ver si me dan la paga extra y con los mil quinientos del mes anterior me llega para el modelo que quiero.

—¿Cuál te gusta? —inquirió Flint.

A Bellatrix no le interesó el debate sobre motos. Pero sí darse cuenta de que esos dos empleados con más antigüedad que ella tenían sueldos sustancialmente inferiores al suyo. ¿Tanto interés tuvo Dumbledore en captarla? No, seguramente no... Debían de considerarlo un plus de peligrosidad: al resto no los reclutaban para matar gente por las noches. Sonrió y se sintió orgullosa de ser especial tras una vida siendo marginada.

Se llevó otra alegría cuando volvió del trabajo y vio el coche de Rodolphus en de la casa de Dumbledore y Grindelwald. Dedujo que había vuelto por trabajo. Aparcó en su garaje y dudó si pasar a saludar. Quizá interrumpía algo y no quería molestarlos... Pero tenía ganas de ver a Rodolphus, había pasado bastante desde la última cita en condiciones. Sus dudas se solventaron cuando vio que tenía correo.

¿Cenamos esta noche en el italiano? Te paso a buscar a las siete.

Rod.

Bellatrix sonrió. No le gustaba que diera por sentado que no tenía otros planes... pero le apetecía la cena. Así que guardó la carta y pasó a comer a casa de Sirius.

—¿Y Marlene?

—Hoy le tocaba ir a Londres.

Bellatrix asintió satisfecha, siempre era mejor cuando comían los dos solos. Cuando terminó, le ayudó a recoger, pasearon un rato con Canuto y se fue a su casa a prepararse para su cita.

A la hora en punto, Rodolphus detuvo el Lamborghini ante su jardín. Bellatrix salió alegremente, entró al coche y le besó.

—¿Qué tal todo? —le preguntó mientras él arrancaba.

—Bien... Ya sabes, trabajo y eso... ¿Y tú?

Bellatrix le notó incluso más nervioso de lo que estaba últimamente, pero no le dio importancia.

—Bien, también con trabajo.

—¿Cómo fue eso... eso a lo que ibais la última vez que nos vimos?

Dormiré entre lobos por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora