Durmieron hasta tarde y Bellatrix solo se levantó cuando tuvo ganas de desayunar. Estaba todavía adormilada, calentando la leche, cuando oyó a Saiph golpeando la ventana del salón. Frunció el ceño y fue a ver qué pasaba.
—Saiphito, ¿qué...?
Lo que pasaba es que al otro lado estaba Sirius, golpeando suavemente la ventana para burlarse del gato que quería atacarle pero no podía con un cristal en medio. Saiph parecía profundamente desconcertado y enfadado con la situación. Bellatrix abrió la puerta de la calle y Sirius entró con una sonrisa.
—¿Qué tal has estado? —murmuró abrazándola—. ¿Acabas de despertarte?
—Estaba cansada, llevo una vida muy ajetreada.
—No lo dudo, pero... ¡Ay!
Saiph había aprovechado su distracción y la ausencia de impedimentos para trepar al sofá y arañarle la mano. Tras su ataque, huyó corriendo muy satisfecho.
—Sabía que se vengaría... Es igual que tú.
Bellatrix sonrió, pero no dijo nada. Todavía no se había despertado del todo. Sirius que la conocía, la acompañó a la cocina y le dijo:
—Trae, yo me encargo.
Bellatrix se ovilló en una silla y lo contempló prepararle el desayuno. Mientras, Sirius le contó cosas de su semana con la familia de Marlene, pero ella apenas escuchó, prefería mirarlo. Se enteró solo de que su mujer no había regresado todavía.
—Me he venido yo antes para preparar la fiesta de fin de año.
—¿Mmm? —gruñó Bellatrix para pedir más información.
—La hacemos el treinta y uno por la noche todos los años. Nada especial, solo adornamos el bar y viene mucha gente. Es divertido. Pasado mañana lo verás. Me puedes ayudar a montarlo.
No obtuvo respuesta, su prima tenía por norma no comprometerse a nada antes de desayunar. Pronto Sirius le sirvió un té con leche como le gustaba y también unos huevos revueltos con bacón. Nadie cocinaba tan bien, al menos bajo el criterio de Bellatrix. Cuando juzgó que ya había comido suficiente para empezar a socializar, Sirius le preguntó qué había hecho esos días.
—No mucho... —reconoció— He estado con Saiphy. Y ayer pasé la noche con Grindelwald y Dumbledore, los dos a la vez.
—Te esfuerzas en que suene lo más porno posible, ¿verdad?
Bellatrix asintió con orgullo mientras rebañaba su plato. Después le relató la cena con los vecinos, que no había estado mal. A Sirius le alegró que la integraran en sus planes y se preocuparan por ella.
—¿Tienes algo que hacer hoy? Lo dudo, teniendo en cuenta que te has levantado a las doce.
—Me gusta remolonear con Saiph. Y soy una mujer muy ocupada.
—O sea, que no. ¿Me acompañas al mercado? Tengo la nevera vacía. Luego podemos comer en mi casa y por la tarde ya veremos.
Desde que tenía recuerdos, a Bellatrix cualquier plan con Sirius la emocionaba, aunque fuese llenar la nevera. Ahora que empezaba a aceptar que la realidad no iba a cambiar, se le hacía más cuesta arriba. Era una falsa ilusión, un día de disfrutar de su primo hasta que volviese su mujer.
—Me da pereza, estuve en el mercado ayer... Ve tú y ya nos vemos luego.
Su respuesta extrañó a Sirius, que no recordaba la última vez que rechazó un plan los dos solos. La miró y dudó si preguntar, pero al final asintió.
—Te aviso para comer, ¿vale?
—Acabo de desayunar (y muy bien gracias a ti), no creo que tenga hambre para la hora de comer —sonrió Bellatrix.
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Dormiré entre lobos por ti
FanficA Bellatrix Black nada le va bien. Desde que salió de la cárcel no tiene dinero, trabajo, ni amigos. No posee nada ni quiere a nadie... excepto a su primo Sirius, que tratará de ayudarla sin ser consciente del peligro que entraña incluirla de nuevo...