ARIFURETA: The Otherworldly Alchemist

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29 DEJADO ATRÁS
Hajime y el grupo finalmente llegaron al piso 64. Habían pasado dos semanas desde la muerte de Iván.

Y tal como Iván esperaba, la Santa Iglesia instó a los estudiantes a superar su muerte y perfeccionar sus habilidades en el calabozo. Era una demanda dura que Aiko-sensei, por supuesto, resistió fuertemente. Había perdido a un estudiante y de ninguna manera quería perder a otro.

Seguro que el estudiante que perdió no murió por los medios de la mazmorra, pero ella creía que era este mundo mismo el que obligaba a sus estudiantes a luchar entre sí. Ese poder incontrolable y el crecimiento antinatural se combinaban a sus ojos como un entorno propicio para que los celos y otras emociones negativas se pudrieran.

Tenía miedo de permitir que sus alumnos obtuvieran más poder, de lo contrario podrían comenzar a compararse entre sí y estallaría otra pelea. Una pelea que podría acabar con la vida de otro estudiante.

Pero, ¿cómo iba a detener a los estudiantes que aún así decidieron continuar con su misión? Con su trabajo como "granjera", de ninguna manera era capaz de sujetar básicamente a sus alumnos. Y a pesar de sus muchas súplicas, todavía la ignoraron. ¿En cuanto a pedir ayuda a la Santa Iglesia? No tenían motivos para hacerlo, de hecho, estaban muy contentos de que algunos de los estudiantes continuaran aventurándose en el calabozo junto con sus grupos.

Así que al final solo pudo apretar las manos con frustración mientras los veía entrar al calabozo.

Hajime estaba un poco arrepentido por haber rechazado sus súplicas también, pero necesitaba fuerza si quería proteger a quien ama y dejar este mundo.

"Nagumo-kun, ¿qué piensas de esto?" Esta era Shirasaki Kaori, la estrella de la escuela cuando estaban en su viejo mundo. Ella había consolado a Hajime cuando estaba de luto por la pérdida de su único amigo, un sentimiento que él apreciaba mucho.

Eso, combinado con los sentimientos que tenía por ella la noche antes de que se aventuraran por primera vez en el calabozo, creó una especie de atmósfera incómoda y agridulce entre los dos.

Pero sin importarle todo eso, volvieron sus ojos a la escena. El resto de la clase miró, dudando de lo que estaban haciendo los dos.

Cerca de la entrada al piso 65 había una nueva habitación que no estaba mapeada. Era algo de lo que el Capitán Meld desconfiaba, al menos hasta que él y sus hombres no detectaron trampas mágicas en la habitación.

Y aunque no había trampas mágicas, él y sus hombres probaron la habitación arrojando objetos para ver si activaban otras trampas. Al no ver respuesta, entraron en la habitación listos para la batalla.

Y luego-

No pasó nada.

La habitación estaba completamente vacía, aparte de una mesa con una nota apuñalada con una daga. La nota simplemente decía:

[Hola héroes de otro mundo. Bienvenidos a las profundidades del infierno. Quién soy no es importante, o más bien no quiero decirte quién soy. Dejé esta nota en caso de que mi batalla con el Behemoth mañana termine con mi muerte. Debajo del mantel de la mesa hay una bolsa de materiales y suministros que pueden resultar útiles en tu batalla contra el Behemoth. Una vez más os doy la bienvenida a las profundidades del infierno. Estoy seguro de que tu aventura hacia abajo fue tan infernal como mi descenso. Como tal te felicito. Si hubiera muerto en el siguiente piso, por favor trae a ese bastardo conmigo a las profundidades más profundas del infierno. Adiós y buena suerte.]

La nota terminó ahí. Lo que llamó particularmente la atención de Hajime fueron dos cosas: una, quien dejó esta nota sabía de la invocación de los héroes a este mundo. Dos, por sus palabras parecían que estaban solos. No sabía si el grupo de esta persona fue aniquilado y, desesperados, decidieron hundirse luchando contra el Behemoth en lugar de morir en la expedición de regreso.