ARIFURETA: The Otherworldly Alchemist

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37 CONEJO
Ivan y Yue miraron por encima del borde del desfiladero mientras se dirigían al bosque. En cuanto a por qué estaban en la cima del desfiladero, bueno, Iván sintió que habría muchos menos monstruos con los que lidiar allí arriba que abajo en el valle. Entonces, para probar esa teoría, pasó una hora subiendo por su costado.

Era un dolor tener a Yue en su espalda, pero se guardó ese comentario bastante crudo para sí mismo porque estaba seguro de que ella se enfurruñaría por eso. Pero era bueno tenerla allí con él viendo cómo estos pájaros con apariencia de wyvern y colas puntiagudas se sumergían de vez en cuando para morderlos. Claro que la magia era bastante difícil de usar en el desfiladero, pero los efectos de esa desventaja eran mucho menos pesados aquí arriba que dentro del desfiladero mismo.

Y dado que Ivan no tenía otro alcance que arrojarles agua, era mejor para Yue lidiar con ellos usando su magia, después de todo, el agua que tenía sobre él no era infinita. Seguro que se aseguró de llenar un montón de cantimploras cuando estaban en la guarida de Oscar, pero prefería no desperdiciarlas en algo que Yue pudiera desechar fácilmente.

Pero regresando a la escena en cuestión, Ivan y Yue miraron por encima del borde del desfiladero cuando escucharon un ruido extraño que emanaba de él. En lugar del aullido de un monstruo o los rugidos de alguna bestia, lo que escucharon fue parecido a los gritos de una niña. Fue entonces cuando el anillo de Ivan brilló en verde brevemente antes de que aparecieran un par de binoculares en sus manos. Le pasó uno a Yue antes de echar un vistazo por sí mismo.

La fuente del ruido se hizo evidente cuando vieron una figura que se agitaba desesperadamente en un intento de alejarse de uno de esos T-Rex de dos cabezas. Sin embargo, hubo algo que llamó particularmente la atención de Ivan y Yue mientras miraban esta figura, aparte de sus ojos azules y cabello azul claro, lo que llamó su atención fue el par de orejas de conejo que sobresalían de su cabello.

"..... ¿Un Hombre Conejo?" Yue murmuró en voz alta.

Ivan confirmó sus palabras asintiendo. En lo que respeta a la lectura que ha hecho, esta chica que se agitaba era de hecho un miembro de los Hombres Conejo, ya que poseía sus distintivas orejas de conejo.

"..... ¿Deberíamos ayudarla?" Yue miró a Ivan inquisitivamente insinuándole que hiciera la llamada. Mientras tanto, reflexionó sobre los beneficios en su propia mente, si iban a encontrar el laberinto en Haltina Woods probablemente necesitarían una guía, ya que la niebla que envuelve el área hace imposible que otras razas además del hombre bestia puedan navegar a través de él.

Recordó la información de los Hombres Conejo que leyó en el Reino, según los estándares de fuerza, debían ser considerados los hombres bestia más débiles. Sin mencionar sus personalidades dóciles que solo los hacían parecer más bajos ante los ojos de los demás.

En todo caso, su popularidad se debió a su ternura, como tal, era bastante común que fueran cazados como esclavos. Lo que planteó otra pregunta, incluso si ayudaran a este Rabbitman, lo más probable es que se nieguen a cooperar por temor a que sea una trampa para esclavizarlos.

Pero si iban a tomar una decisión, sería ahora, después de todo, la mujer Rabbitman estaba a sólo unos centímetros del T-Rex de dos cabezas. Tarde o temprano se quedaría sin energía y moriría devorada.

Yue ascendiendo con la cabeza hacia Ivan mientras él hacía una señal con los ojos, luego, sin dudarlo un momento más, apuntó con su brazo al T-Rex de dos cabezas. "Jabalina carmesí".

Cuando esas palabras salieron de su boca, una lanza hecha de llamas se proyectó en el aire inmediatamente y voló a velocidades sorprendentes hacia el monstruo. El Hombre Conejo, por otro lado, yacía en el suelo impotente mientras aceptaba su inminente perdición.