ARIFURETA: The Otherworldly Alchemist

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chocar y quemar

"¡Dos minutos para el impacto! ¡Prepárense!"

La aeronave no se parecía en nada a la belleza intacta que era cuando comenzó su viaje. Las cabinas de tiro dejaban un rastro de humo y llamas, docenas de áreas del barco estaban remendadas con materiales que no coincidían y la elevación era considerablemente menor.

Ahora que el grupo había salido volando de la tormenta de nieve y se encontraba en un cielo despejado, los apóstoles tenían una clara oportunidad de alcanzar su objetivo. Sin piedad enviaron ráfagas de rayos de desintegración que no dejaban lugar a la evasión.

Incluso si Ivan pudiera evadirlos, no lo haría. Girar tan repentinamente para esquivar un par de láseres haría que la nave disminuyera la velocidad, y la desaceleración de la nave resultaría en un bombardeo aún más fuerte.

"Sólo tenemos que aguantar los golpes... afortunadamente, Yue está ahí afuera conteniéndolos..."

Cuando los apóstoles obtuvieron una visión clara, lo primero que atacaron fueron las cápsulas de disparo que ocupaban Felis y Canis. Eso, junto con varias mecánicas ofensivas, significaba que el barco no tenía medios para detener a los apóstoles.

Entonces, con su regeneración instantánea patentada, Yue se ofreció como voluntaria para pararse encima de la nave y defenderla de los rayos de desintegración.

Las protestas de Iván fueron prácticamente sofocadas cuando se dio cuenta de que sería la forma más segura de llegar a casa sin abandonar el barco y correr el riesgo de volar al aire libre.

"¡Terreno hueco!" Después de haber pasado varios minutos usando hechizos espaciales para cancelar los ataques enemigos, Yue usó su magia de defensa más fuerte en su repertorio. Mientras su maná se lo permitiera, la barrera era casi invencible.

Aunque parecía que los rayos de desintegración estaban teniendo algún efecto sobre él...

"¡Tch...!" Miró las grietas en su barrera antes de sacar un frasco de su stachel, en su interior sangre carmesí profunda que brillaba bajo el sol.

"¡*Trago*!" Ella lo bebió sin un momento de vacilación, y así apareció otra capa de Tierra Sagrada dentro de la primera. Dos capas lo hacían más costoso, pero era un precio que estaba dispuesta a pagar para mantener seguros a los que estaban dentro del barco.

'Dos minutos hasta el impacto...' Generalmente Hallowed Ground tenía un límite de un minuto, pero eso solo se aplicaba a los magos en general, Yue, como dicen, simplemente estaba construida de manera diferente.

Ella lo estaba arriesgando todo, con Felis y Canis moviéndose a la cabina del barco donde estaban esperando para eliminar a los apóstoles que pudieran ingresar a la barrera una vez que fuera desactivada. Podrían tomar su posición al lado de Iván hasta que se recupere del daño que estaba a punto de sufrir.

'Probablemente dolerá...' Primero vendría la fuerza de chocar contra la tierra, sin duda saldría despedida si su maná estuviera bajo. En segundo lugar estaría la esperada explosión, el barco ha sufrido suficientes daños, caer en picada hacia el suelo sin duda provocaría su fin. Y finalmente, entre los escombros, quedaría enterrada viva bajo los escombros.

"Todos... por favor protejan a Iván..." Esas fueron sus últimas palabras cuando la vista de la mansión y la tienda aparecieron rápidamente a la vista. La gruesa barrera púrpura que se había erigido alrededor de ambas estructuras se disipó sólo un milisegundo antes de que la nave chocara con ella.

Y en sus ojos, Yue también pudo ver la barrera cerrarse nuevamente cuando la cola del barco entró en su alcance.

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Yue Korei ha abandonado temporalmente el escenario...

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Humo y ceniza hasta donde alcanzaba la vista, el aterrizaje forzoso no había sido tan elegante como Iván esperaba.

Afortunadamente, la tienda estaba cerrada; de lo contrario, quién sabe cuántas vidas habrían acabado con el impacto.

'Si...'

Ivan gritó sombríamente antes de transmutar su camino para salir de los escombros, detrás de él cinco figuras cada una en modo de combate listas para enfrentar a los invasores. '¡Has cumplido con tu deber perfectamente, déjanos el resto a nosotros!'

La barrera púrpura en el cielo mostraba signos de ondulaciones, el suelo retumbaba con cada impacto y todos los que estaban dentro escuchaban las explosiones ensordecedoras. Incluyendo las diversas formas de vida extranjeras que Iván detectó.

Presionó el guante que llevaba y alrededor de la base varias plataformas se elevaron de la tierra. Las puertas de metal estropearon sus caras y se levantaron lentamente para revelar un único autómata en su interior. Pero cuando esos autómatas salieron de su estación, docenas los siguieron.

Docenas, decenas y eventualmente cientos de droides cubrirían el complejo. Cada uno en su mano izquierda tenía un arma parecida a un bastón hecho enteramente de piezas mecánicas.

"¡Muy bien, gusanos asquerosos, disparemos a estas malditas palomas del cielo! ¡Cualquiera que mate a menos de 20 de estos bastardos se quedará con la tarea de lavar la ropa durante los próximos dos meses!"

Una voz mecánica ronca resonó en un droide en particular que vestía un traje de general, con un bigote espeso y peludo posado donde estarían sus labios si los tuviera. Con su voz envejecida habló del ejército que estaba detrás de él.

"¿Qué tartamudeo…?"

"¡No, señor! ¡No!"

"Entonces, ¿¡qué diablos están esperando!? ¡FUEGO—!"

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Los apóstoles no tuvieron más remedio que alejarse de la barrera cuando cientos de rayos amarillos se dispararon hacia ellos simultáneamente. Su fuerza es significativamente más débil que la de sus rayos de desintegración, pero aún así lo suficientemente letal como para destrozar sus alas.

Las cosas se intensificaron a partir de ahí y toda la llanura parecía como si se estuvieran realizando varios espectáculos de luces láser. Aunque las cosas se estancaron ya que los droides no pudieron dañar a los apóstoles y los apóstoles no pudieron perforar la barrera.

"¡Tío, los dejaré a tus órdenes!"

"¡Sí, maestro! ¡Déjenos el resto a nosotros~!" Tio tomó el controlador que Ivan le entregó antes de deslizarlo dentro de la grieta de su kimono, sus pechos ocultaban perfectamente el dispositivo.

"Hombres, llévenme al laboratorio". Ivan llamó la atención de dos droides en espera y les ordenó que lo escoltaran para que pudieran actuar como guardaespaldas mientras él estaba fuera de servicio.

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"Seis apóstoles..." Tio inspeccionó el campo de batalla mientras el controlador que le dio indicaba que el número de droides estaba disminuyendo localmente. Junto con esa información, había seis puntos rojos volando alrededor de la barrera a una velocidad vertiginosa.

Si no se les hacía nada rápidamente, todos los droides serían eliminados y los otros apóstoles no tendrían problemas para unirse para destruir la barrera.

O incluso podría ocurrir el peor escenario posible... los apóstoles invasores podrían localizar la habitación segura en la que los principales droides operaban las defensas.

"¡No permitiré que eso suceda!" Transformándose en un dragón, Tio tomó el cielo y se dirigió hacia el apóstol más cercano, el resto del grupo la siguió a la batalla.

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