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« ¿Me siento incómoda? ¿Me siento extraña? No sabría describir con exactitud estos sentimientos, pero de alguna manera lo acepto porque eres mi amiga... »

El cielo grisáceo siendo opacado por las esponjosas nubes mientras el aire recorría en su respectiva dirección dando indicios de que ya comenzaría la estación más fría, el silencio era tan maravilloso y tan disfrutable para mí el solo poder sentir...

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El cielo grisáceo siendo opacado por las esponjosas nubes mientras el aire recorría en su respectiva dirección dando indicios de que ya comenzaría la estación más fría, el silencio era tan maravilloso y tan disfrutable para mí el solo poder sentir de esta tranquilidad individual.

Todo cambia cuando ella llega, todo se pone en viceversa cuando ella camina en mi dirección con una sonrisa y su tan llamativo ser. Amy había llegado tal y como lo habíamos planeado.

— Si llegaste. — La miré y sonreí levemente mientras podía notar su enorme emoción. Era claro, a ella le gustaba la idea de que yo pueda estar en su escuela.

— ¡Por supuesto! — Me abrazó rodeando mi cintura con sus brazos. Esto de alguna forma sigue siendo extraño para mí, ella era mi primera amiga después de todo.

Me quedé estática, esperando a que ella me suelte y así ella pueda ingresar a mi casa para poder tener la pijamada que teníamos planeado desde hace días.

Mi mirada se posó en sus manos y sentí el extraño presentimiento de que ella no me soltaría nunca. Eso era un problema si mi intuición tiene razón.

Sonreí amablemente y me aparté de su agarre con suavidad.

— ¡Nunca me dejas ser cariñosa! — Se quejó formando un puchero y cruzándose de brazos.

— ¿Mhm? No es así, solo que ya hace frío. Deberíamos entrar a mi casa. — Solté una risa leve y la dejé pasar, ella entró emocionada y miró los alrededores con sumo detalle y con cuidado de no romper nada.

— Es la primera vez que estoy en tu casa ¡Es increíble!

No recuerdo la última vez que me había divertido tanto, aunque tampoco me di cuenta de lo tarde que era ¿Pero qué importa? ¡Era una pijamada! Ella se quedaría a dormir y nos contaríamos historias realmente interesantes.

— Jaque mate. — Sonreí victoriosa, nuevamente le había ganado en el ajedrez.

— Siempre ganas ¡Es aburrido! — Hizo una mueca, provocando en mí que suelte una risa leve.

— ¿En serio? Mil disculpas por ganarte por vigésima vez.

— Dejemos de jugar, quiero hablar de lo realmente importante. — Juntó sus manos con las mías acercando su rostro al mío con una sonrisa.

Me aparté inmediatamente y guardé el ajedrez en su caja junto al resto de piezas negras y blancas.

— ¿Qué es lo "realmente importante"? — Pregunté sintiéndome curiosa mientras dejaba la caja en una repisa y me acercaba a ella.

— ¡Oh, vamos! Mañana irás a mi colegio, seremos compañeras finalmente ¿No es eso increíble? — Habló con un tono lleno de emoción del solo hecho de que yo estudie con ella.

ᴇʟ ᴍᴏᴅᴏ ᴅᴇ ᴠᴏʟᴠᴇʀ | ɴᴇᴀʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora