(Capitulo 3) Anomalía del tiempo

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Pov Zelda S

Habían pasado unos cuántos días, desde que llegué a estás tierras. Al fin podía salir de aquel lugar, al parecer era un refugio. La mujer de pelo blanco con gafas rojas con nombre Prunia, me había prestado unas ropas ya que las mías no eran adecuadas y llamarían mucho la atención. Cuándo salí observé a mi alrededor, justo detrás de mí había un enorme castillo, como en los cuentos de hadas que solía contarme mi mamá, pero aquel castillo estába flotando. Sentía escalofríos y un gran pesar, antes de continuar viendo a mi alrededor alguien comenzó a halar mi traje, al dirigír mi mirada hacía dónde me tiraban, ví a un niño de una apariencia de 6 años, me observaba con unos grandes ojos marrones.

- Toma, es una princesa de la calma. -Dijó estirando su mano con la bella flor.

Me agaché a su altura, puse una mano en su cabeza y con la otra tome aquella flor blanca con azul, la admiré poniendola sobre el gran cielo azul el niño también alzo la vista para verla conmigo al bajarla le sonreí a aquél niño.

~ Es muy bonita, Muchas gracias, mi joven caballero. Aquellas palabras hicieron que él niño se sonrojara y se sintiera orgulloso, me sonrió a diente pelado y salió corriendo mientras iba despidiéndose de mí. Yo me levanté y sacudí mi mano para despedirme del niño y su madre. Lo vi alejarse un poco por el camino de tierra.

Giré un poco mi cabeza y suspiré, sabía que me estaban vigilando, aquella chica con un aspecto similar al mío se encontraba no muy lejos de mi, después de aquella tarde, se la pasa vigilandome constantemente, ya que desconfía porque no le dije nada sobre el poder sagrado que poseía. Muy pocas personas conocían el secreto de la diosa Hylia como mi padre, Vilan, Link y Impa, que está última, ya no se encontraba con nosotros desde la derrota del Heraldo de la muerte. Además pude percibir que ella también lo poseía, lo siento en mi interior cada vez que se acercaba a mí , quién sabe lo que pasaría si el poder se unifica. Sin embargo, si ella sabe lo de mí poder, entonces comprende y sabe mejor que nadie sobre la verdad del porque poseo dicho poder y el para que lo utilizaría. Además sus molestas miradas, podía percibír restos de maldad esparcida por este mundo, unos a larga distancia y otros más cercanos.

Me detuve a pensar del porque seguía existiendo la reencarnación de Hylia, sí para aquél entonces, ya habíamos terminado con el Heraldo de la muerte. Claro sabía sobre la existencia de la maldición que nos lanzó pero entonces, eso significa que no llegamos a encontrar la solución para detener su condena perpetua?.

Antes de llegar aquí, cuando estába en el templo, me encontraba frente a la espada maestra arrodillada, pidiendo ayuda divina para solucionar el problema, antes de que nos atacaran escuché a Fay decir.

"Las brechas del tiempo se acercan hacía un nuevo destino, joven sacerdotisa."

Fue entonces cuando se escuchó una explosión, Link se encontraba tirado en suelo y al ir a ayudarlo detrás de él se encontraba ese hombre encapuchado. Haciendo que llegáramos aquí, un lugar completamente extraño, unas tierras llamadas Hyrule, con personas nuevas, con un ambiente ajetreado y sin olvidar a mis dos espías a mi espalda. Me sentía como un Neburí en la tierra, sin poder volar. Sabía que no encontraríamos paz, si solo me miraban como una ladrona apunto de hacer algo malo si se despistaban por un milisegundo. Tome la iniciativa y me acerqué a ellos que me veían asombrados al verme ir hacia ellos. Él se levantó, dejando a la chica detrás suyo como protegiéndola. Igualmente eso no me va a detener.

~ Quiero que hablemos - Dijé mirándolos a ambos

- Vas a decirnos sobre el porqué de tu poder sagrado?. ~ Preguntó ella, que chica tan terca me recordaba a mí en ciertos aspectos, pero yo no lo era tanto.

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