Cap.30

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Tras una semana me enteré que ambos ya habían entrado en la cárcel y eso me aliviaba. Ya salía sola a la calle, a comprar, a comer. Actividades que me daban paz hacerlas sola y que a causa de lo sucedido no podía realizar. Llevaba dos días sin llorar al recordar todo, un gran avance realmente.

Aun que tampoco pasaba mucho tiempo sola, solo cuando João estaba en los entrenos. Se negaba a dejarme sola, ya fuese ir a sitios o simplemente quedarme en casa. Solía pedirle a María que me hiciese compañía como si de una niña pequeña se tratase. Le amo con todo mi corazón pero me esta empezando a agobiar, siento que me sobreprotege de mas. Tampoco quería mencionarle que me agobiaba que hiciese esto, pero necesitaba que se calmase un poco y ahora que estaba segura de que ya no había peligro le pediría que me dejase de proteger tanto.

A parte de todo el tema de lo sucedido hace semanas, me había llegado un correo electrónico de la universidad de mis sueños y creo que no podía rechazar la oportunidad así que la acepté sin mencionárselo a nadie mas que a Fermín. Era con el único que hablaba sobre mis problemas personales, y con la persona que mas confianza tenía. Obviamente tengo mucha confianza con mi pareja pero creo que no se tomaría muy bien saber que en menos de un mes me voy a Italia.

Debía mencionarle lo antes posible esto a João, pero no sabía como hacerlo o como se sentiría al saber que me voy por mas de dos años. Que se dice fácil, pero por las experiencias que he tenido, o escuchado, con las relaciones a distancia, no suelen durar. Y me daba miedo saber que quizás esto que habíamos formado no llegaría a un felices para siempre.

Así que, si, debía hablar con el. Y pretendía hacerlo hoy cuando llegase del entrenamiento, ya que suele llegar cansado y no tendría muchas ganas de hacer nada. O eso creía.

Llevaba menos de diez minutos sola ya que María se había tenido que ir antes por un imprevisto de la universidad. Me encontraba tumbada en el sofá mirando las redes sociales mientras le daba vueltas a como sacaría el tema.

Tras media hora llegó João, como era costumbre se asomó por la puerta para avisar a María que se podía ir si quería. Pero al no verla su rostro mostró una expresión de confusión.

-¿Y María?- Se acercó al sofá para sentarse.

-Hola- Hablé irónica ya que ni me había saludado.

-Hola amor- Depositó un corto beso en mis labios. -¿Donde está María?-

-Se ha ido- Me encogí de hombros. -Hace media hora-

Negó con la cabeza para levantarse. -Me voy a duchar- Asentí sonriendo y vi como desaparecía tras la puerta.

Subí a la habitación para ponerle algo mas cómodo. María y yo habíamos salido a dar una vuelta y aun no me había cambiado. Así también hablaba con el nada mas saliese de la ducha.

Estaba ya cambiada tumbada en la cama mirando el blanco techo cuando escuché la puerta del baño abrirse así que giré la cabeza para mirarle. Pero hubo algo que llamó mi atención, una marca en su cuello. Marca que no había provocado yo.

-Dios, que susto amor- Se puso la mano en el pecho. -No esperaba que estuvieses aquí-

-¿Esa marca?-

-¿Que marca?- Se tocó el cuello a la vez que se miraba en el espejo. -Me la habrás hecho tu sin darte cuenta-

-Llevamos sin hacer nada desde... eso- Dije analizando su espalda, la cual estaba arañada. -Los arañaos de tu espalda tampoco te los he hecho yo-

-No se amor- Se giró frente al espejo para esta vez mirar los arañazos.

-João, dime la verdad- Le pedí antes de formular la pregunta. -¿Quien te ha hecho eso?-

-Amor...-

-Ni amor ni que ocho cuartos- No iba a permitirme otra infidelidad de su parte, ya le había dado una segunda oportunidad y no habría tercera. -¿Quien coño te ha hecho eso?-

-Vicky, yo...-

-Sabes que, no lo quiero saber. Me voy a Italia en tres semanas- Me levanté de la cama para empezar a vestirme y recoger mis cosas. No sabía donde iría ya que hacia poco había empezado a vivir en su casa, así que ya no podía ir a mi piso porque estaba mi habitación ocupada.

-¿Cómo que te vas a Italia?- No quería seguir hablando con el así que solo lo ignoré mientras terminaba de vestirme. -Vicky, ¿Cómo que te vas?-

-¿Que mas te da?-

-Me importa porque eres mi novia-

-Esas marcas no dicen lo mismo João. Si de verdad me considerases tu novia esas marcas no existirían- Saqué una de mis maletas y empecé a poner mi ropa dentro intentando aguantar las lagrimas.

-No te vayas Vicky. Lo siento-

-¿Porque lo has hecho?- Me giré para mirarle. -¿Porque?-

-Vicky, llevamos mas de un mes sin hacer nada-

-¿Esa es tu excusa? No haber follado por un mes, ¿enserio?- Me sorprendió tanto su respuesta que hasta se me fueron las ganas de llorar.

-Lo siento enserio, pero... No se Vicky, fue sin querer-

-Sin querer, ya claro- Cerré la maleta y me puse de pie. -Solo te pido que no me busques-

-Vicky, por favor-

Salí de su habitación con el siguiendo mis pasos. No me entraba en la cabeza que me hubiese vuelto a hacer esto, la primera vez no fue tanto y pude perdonarle. Pero esta vez no creo que lo pudiese hacer.

-Vicky- Cogió mi brazo para detenerme.

-Déjame joder-

Se acercó y me besó, beso que seguí inconscientemente. Pero cuando reaccioné lo alejé de mi dándole un empujón. Abrí la puerta para salir y subir a mi coche.

-Victoria...-

-Que no João, no me busques, no me hables, no me escribas. Para mi no existes a partir de hoy-

Arranqué dejándole con las palabras en la boca.

Conduje hasta un pequeño parque pero no me bajé del coche. Cogí mi teléfono, el cual estaba petado de mensajes y llamadas de el. Busqué a Fermín en mis contactos y le llamé. Sabía que podía contar con el para todo, así que era mi única opción ahora mismo.

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Me ha costado escribir este capítulo, primero porque no tenía casi ideas, segundo porque no quería que pasase nada entre ellos y tercero porque pensaba acabar ya la historia pero he decidido alargarla un poco más.

No me convence mucho pero bueno jsijs.

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Odio no dejar de pensarte ~ João FélixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora