5- Encuentro de los amantes

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Me columpiaba en la plaza casi vacía en lo que meditaba respecto a los Kawajiri, ya llevaba tiempo trabajando con ellos, pero hoy Shinobu no requirió mucho de mi ayuda, por lo que tenía más tiempo libre.

La actitud de Hayato, después de mencionarle sobre mis amigos, cambió bastante. Empezó a preguntarme cuál era "mi stand", que se lo dijera, que guardaría mi secreto, y que si era parte del grupo de Josuke seguramente tenía uno. Por como lo trataba sonaba a una especie de habilidad especial y única, como un talento, a lo mejor algo fantasioso como los juegos de rol, aunque no veía a los chicos con ese tipo de hobbies. Dudé en inventarme uno para unirme al juego, pero mi creatividad no estuvo a mi favor en ese momento, y le dije que no tenía un "stand". Sin embargo, pude sentir que, después de esa conversación, el pequeño Hayato solía verme como si me analizara, o si esperara el momento justo para descubrir mi "stand".

Qué niño peculiar, pero creo que nos volvíamos cercanos cada vez más. Debo de ser como una hermana mayor para él, y una hija adoptiva para Shinobu.

Hablando de ella, he notado que Shinobu está cada vez mejor. El tema de su marido desaparecido aún es un tema sensible para ambos, pero mientras no lo mencionemos estaban mejor, y yo no tenía el derecho de decirles que estaba muerto según mis amigos misteriosos. He notado que es más alegre y me cuenta su día a día con más energías, a lo mejor solo necesitaba una amiga que le escuchara y ayudara con su hogar. Mi confianza en ellos dos había aumentado lo suficiente como para hablarles más de mí, aunque nunca les mencioné sobre mi plan de irme de Morioh.

Ahora que lo pensaba, el único que sabía de eso, además de mi familia y exnovio, era Josuke.

-Oye nena, dame todo tu dinero – Escuché de repente y detuve lentamente mi columpio.

Ese era uno de los momentos en que no tenía puestos mis lentes porque no sentía la necesidad de usarlos, solo estaba columpiándome y meditando, no necesitaba ver o reconocer nada, pero ahora sentía que era una buena razón por las que debería ver. Sin embargo, me detuve a pensar, esa voz sonaba un poco forzada, así que volteé a verle manteniendo la calma para ver al sujeto amenazante parado a mi lado.

- ¿No me escuchas? Te dije que me dieras el dinero ¿Eh? – Insiste él fingiendo ser un ladrón y yo le esbozo una media sonrisa.

- ¿Por qué me quieres robar, Jojo? – Pregunto arqueando una ceja interrogativa.

- ¿Ah? ¿Me descubriste? ¡Pero no tienes los lentes puestos! – Dice riéndose y regresando a usar su voz natural y acomodándose en el columpio a mi lado. Desde la vez que fuimos al hospital, a veces nos encontrábamos a charlar casualmente en esta plaza. – ¿No te asusté ni un poquito? –

-No... - Mentí. La verdad es que al inició mi mente reaccionó con adrenalina, pero luego me detuve a analizar la situación, y cuando volteé a verlo confirmé mis sospechas. – Además, puedo reconocerte sin mis lentes... eres... reconocible –

- ¿Enserio? ¿Es por mi voz? Estaba seguro de que hice un gran trabajo – Escucho su tono divertido al hablar mientras se columpia suavemente. Sí, eso también es reconocible, pero la verdadera razón era otra.

-Tu peinado... - Dije apuntando hacia arriba.

-Mi... ¿Mi peinado? ¿Qué tiene? – Podía sentir a Josuke un poco tenso al preguntar aquello.

-Es tan... - Busqué las palabras para describirlo mientras moví mis manos sobre mi cabeza. – Producido... ¿Cuánto te tardas peinándotelo? –

- ¿Producido? Ah... bueno... no sé – Parecía un poco más relajado y al mismo tiempo pensativo. - Mi mamá se queja de que me tardo mucho tiempo, pero ya es costumbre para mí... diría que... ¿Una hora y media tal vez? – Al escuchar esa respuesta me sorprendo.

Mi vida en MoriohDonde viven las historias. Descúbrelo ahora