7- Pagar el precio de tus actos

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Apenas habían empezado las vacaciones de verano, y por culpa de mi rebeldía tuve que sufrir un castigo. Primero consistió en un largo sermón de mi madre, un día entero encerrada en mi habitación para reflexionar seriamente sobre mis actos, casi como si fuese una criminal en su cárcel. Hacer tareas del hogar, desde limpieza profunda, acomodar libros, lavar ropa y trastes, barrer y lavar el piso, hasta pintar paredes. Al final del día yo terminaba derrotada en mi cama.

Por suerte me permitieron llamar a Emi para avisarle que se cancelaba mi visita, y también llamé a Shinobu para asegurarle que estaba sana y salva en mi casa, con una disculpa por no haberlo avisado el mismo día. Mi hermano me había prestado su teléfono celular para ello, pero luego, con mi dinero del pasaje de regreso, pagaron por un teléfono nuevo que reemplacé el que yo rompí.

Pensé bastante en todo mi castigo. Me lamenté de mis errores, me avergoncé ante mi comportamiento con mucha gente, y me cuestioné qué actitud adoptaría de ahora en adelante. Mientras estaba tirada en mi cama, lanzando y atrapando un peluche de panda entre mis manos, recapitulaba el regaño que me dio mi mamá.

Ella dijo que sabía que estaba decepcionada con ella por las decisiones que estuvo tomando desde el accidente, y que sabía que yo desaprobaba su forma de ser, pero que todo tenía una razón, y es que ella no quería seguir sufriendo. Llegué a creer que no le importó tanto la pérdida de mi papá y hermano por cómo tomó la situación, pero me confesó que ese accidente aún le atormentaba hasta en pesadillas; que mi padrastro le ayudó mucho a sobrellevar la pérdida, y que no podía seguir estando en el mismo lugar donde pasamos tantos momentos con ellos. Dijo que estaba intentando ser fuerte para Riku y para mí, y que no quería que viéramos lo realmente destrozada que estaba; que eso no era una ayuda para nuestro dolor.

Aún no comprendía del todo la forma de actuar de mi mamá, aunque intentara explicármelo. Pero, también me dijo que tuvo mucho miedo cuando yo me escapé, que le dolió pensar que podría pasarme algo también a mí y perderme como a ellos. Me contó que hasta Riku estaba preocupado, y aunque intentaba aparentar tranquilidad porque ella estaba alterada, él también lloró un poco con ella. Me pareció increíble que mi hermano mayor llorara, nunca lo vi llorar, la mayor parte del tiempo se hace el duro.

No pude evitar sentirme mal por el daño que le hice a mi familia. Ya me había disculpado con ellos, obedeciendo mi castigo y haciéndome responsable de mis actos, pero entiendo que el perdón es algo que requiere más tiempo y esfuerzo.

Algo que también lamenté fue que cada vez quedaba poco para terminar las vacaciones, lo único que hice fue cumplir mi prisión, y no tenía ningún plan para aprovechar antes del regreso a clases. A esas alturas seguramente los chicos estarían disfrutando de la playa, con Koichi y Yukako. Era una lástima que ni siquiera pude unirme a ellos a último momento.

Luego de hacer las compras que me mandó a hacer mi mamá, decidí pasarme por la casa de los Kawajiri. Aún me sentía culpable al pensar que arruiné mi relación con Shinobu, solo porque no quise escuchar su punto de vista respecto a mis amistades. Probé tímidamente llamar a la puerta, y para mi sorpresa ellos estaban en casa.

- ¡Suzuki! ¡Qué bueno volver a verte! ¡Ven, querida, pasa! - Me recibió Shinobu con mucha alegría.

A pesar de que mi única intención era ir a disculparme adecuadamente con ella no pude evitar aceptar su invitación a entrar. Me era impactante que me recibiese tan bien, no creí que las cosas estuviesen tan bien entre nosotras después de nuestras últimas conversaciones. Shinobu me ofreció una taza de té y de inmediato se quiso poner al día conmigo, y un rato después Hayato se unió al enterarse que yo vine de visita.

Me contaron que Shinobu continuaba trabajando con normalidad y que Hayato se quedaba en casa la mayor parte del tiempo. Ella había intentado invitarlo a salir al cine o al parque de diversiones, para compensar el hecho de no poder salir de viaje de vacaciones, pero él siempre se niega. Insiste en que quedarse en casa con sus hobbies de cámara era suficientes vacaciones para él.

Mi vida en MoriohDonde viven las historias. Descúbrelo ahora