Luego de casi un mes desde la partida del Padişah hacia la reconquista de Bagdad, todo en el Harem parecía ir en orden, cada día y a cada hora, Şahnaz pensaba en distintas maneras de ganarse el cariño de las concubinas.
Era amable, solidaria, dejaba que el Şehzade Mehmed y las Sultanas Bedia y Esma pasaran tiempo con todas ellas.
─Gracias, Sultana Şahnaz ─agradeció una concubina que recibía una bolsa de monedas de oro y telas de distintos colores
Una sonrisa imborrable estaba en el delicado rostro de la joven mujer, que con cada agradecimiento se sentía con más poder y fuerza para avanzar en contra de Valide Kösem.
Las concubinas cada vez la veían con más aprecio, la defendían y protegían de cualquier daño o insulto.
─¿Que le gustaría que fuera, mi Sultana? ¿Una niña o un niño? ─Lalezar preguntó con curiosidad
─Me gustaría tener una niña, una magnífica Sultana.─respondió Şahnaz, mirando su vientre que estaba creciendo cada vez más.─Mi pequeño Mehmed tendría una hermana a la cual cuidar.
─Pero, ¿sabe el destino de las Sultanas de nacimiento? Mira por ejemplo a las hijas de la Sultana Kösem.
─Lo sé.─asintio Şahnaz, para luego añadir.─Pero son tiempos distintos, mis hijos e hijas serán criados de manera distinta.
─¿Cuántos hijos planea tener con el Sultan Murad?
─Esa decisión no es mía, sino la de Allah.─respondió ella
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4 meses después
7 de Agosto, año 1638
Los meses pasaron como el viento en el Palacio Topkapi, aquel día comenzaba con gritos de dolor provenientes de los aposentos de la Sultana Şahnaz, quien pujaba una y otra vez, su trabajo de parto había comenzado desde hace dos días, pero parecía imposible que el bebé naciera, o que la madre sobreviviera.
Todos rezaban para que el nacimiento del nuevo miembro a la Dinastía y la sobrevivencia de la progenitora sucediera.
¿Acaso Allah la estaba abandonando? Eso es lo que pensaba Şahnaz, que ya sin fuerzas, pujaba débilmente, sin querer rendirse a qué su bebé viviera.
─Lalezar... Acércate.─Şahnaz pidió entre lágrimas y jadeos
─Dígame, Sultana.─la nombrada corrió al lado de la mujer
─Si este bebé nace y yo fallezco, quiero que te hagas cargo, y también que protejas a mi príncipe Mehmed.─Şahnaz pujó con sus últimas fuerzas y finalmente se desmayó después de perder tanta sangre
Un llanto inundó la habitación, llenando de alivio a todos los presentes, que con alegría se acercaban a observar al bebé.
Sin duda alguna, la partera cargaba a un milagro entre sus brazos.
En otra parte del Palacio, Gülbahar Hatun acariciaba a su gato Nando, que había crecido bastante bien. Era casi como otro príncipe.
─¿Que dices? ¿Şahnaz vivirá o morirá?
Cómo si intentara responder, Nando maulló suavemente y luego se recostó para dormir en el regazo de su cuidadora. Muchos hablaban de que era un gato sumamente inteligente.
Tan pronto cómo la noticia llegó a oídos de Kösem, una oración fue susurrada, su hija Atike la acompañaba, al igual que Ibrahim con su amada sirvienta a su lado.
─¿Dónde están mis nietos, Hacı Agha? Quiero que los traigas.─dijo Kösem firmemente
─La Sultana Şahnaz ordenó que solo Lalezar puede cuidar de ellos mientras ella estuviera en trabajo de parto.
─¿Acaso no escuchas a mi madre? ─la fría voz de Fátma Sultan hizo temblar al Agha.─Trae al príncipe y a las Sultanas, ahora mismo. Es una orden.
Haci Agha realizó una reverencia ante las personas frente a el y se dirigió a los aposentos dónde estaban Mehmed, Esma y Bedia.
─Nuestra Sultana Şahnaz pidió que nadie que no fuera yo o Lalezar Khalfa entrarán en los aposentos.─un Agha desconocido se puso frente a Haci
─¿Quien te crees que eres? Soy el Jefe Eunuco del Harem.
─Soy Mahmud Agha, y yo protejo estos aposentos a los cuales no entrará sin importar que rango posea usted.
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CARTA DE ŞAHNAZ SULTAN (Escrita el 5 de Agosto del año 1638)
Nací el 9 de Abril del año 1622, en Francia. Mi anterior nombre es Anastasia Thomas, pero el nombre por el cual soy llamada en el Palacio es como Şahnaz.
El 18 de Febrero del año1637 di a luz a mi primogénito, el Şehzade Mehmed, mi dulce Mehmed.
Y un día como este, el 5 de Agosto de 1638, empiezo a dar a luz mi segundo hijo, no sé cuanto tiempo pasará, solo sé que tengo miedo, estos dolores no se parecen en nada a lo que sentí cuando dí a luz a Mehmed, son peores.
¿Viviré? No lo sé, pero pujare hasta mi último aliento para parir al bebé en mi vientre.
──Sultana Şahnaz
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