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Un día más de aprendizaje.

Julián

Me desperté a las 6 de la mañana al sentir unas manitas a los lados de mi rostro, al abrir los ojos miré unos grandes y alegres ojos azules, Zoe estaba feliz. Claro, ella había dormido tranquila.

Fue una noche difícil, no pude conciliar el sueño pensando en todo. También se me hizo difícil dormir con la bebé a mi lado, me daba miedo aplastar su pequeño cuerpo. Necesito comprar una cuna lo más rápido posible.

Bostecé y me estire sobre mi cama para agarrar a Zoe y llevarla conmigo a la sala. Aún se me hace difícil saber que es mi hija. De pronto he olvidado la forma de hablarle a un bebé.

-Buen día Zoe, vamos a comer antes que vengan Enzo y Renata ¿ok?- dije tratando de hablarle como a un bebé.

-Aunque Enzo es un pajero, me dijo que vendría a primera hora del día, pero sé cuanto le gusta dormir- continué hablando.

-Renata no se si es como Enzo, pero parece ser más responsable que él- Zoe solo me miraba atenta como si entendiera lo que estoy diciendo.

-¿Qué comen las bebes lindas como tú?- dije- Yo comeré facturas y
mate ¿Puedo darte mate?

-Ni se te ocurra darle mate a la nena, Álvarez- escuché una voz a mi espalda, provocando en mi un grito y que pegara un salto.

Zoe solo se río, el movimiento parece haberle causado gracia.

-¿Cómo entraste Renata?- dije cohibido por su repentina aparición.

-Me diste una copia de llaves Ju- dijo Enzo.

-Ah, lo había olvidado- dije.

-Compré un cereal especial para que Zoe coma de desayuno- dijo Renata y se acercó a mí para tomar a la nena en sus brazos.

Zoe parece ser una bebé que se adapta rápido a las nuevas personas, pues no renegó al estar con Renata de un momento a otro.

-Es muy rico, y tiene todos los nutrientes necesarios para tu pancita mi amor- dijo hablándole con voz niñona a Zoe- Anda a darte una ducha Julián, porque créeme, que luego no te va a quedar tiempo.

Así como dijo, fui a darme una ducha para luego acercarme a la cocina nuevamente. Enzo estaba entretenido en su teléfono mientras comía facturas y Renata terminaba de darle de comer a Zoe, quien agitaba sus braceros alegremente.

-mmm, que rico cereal estas comiendo mi vida- le decía Renata mientras hacía muecas adorables para que la bebé riera.

-Ya estoy, gracias por darle de comer- dije un poco tímido y sintiendo las orejas calientes.

-De nada, esta vez el que cambia los pañales sos vos- guiñó un ojo- hoy te enseñaré a darle un baño, y luego iremos de compras.

-¿de compras?- dije extrañado.

-Y si boludito, te pensas que la nena va a estar toda la vida con los 3 cambios de ropa que le compre y solo una caja de cereal-dijo.

-N...no- dije, sintiéndome un tonto por haber hecho esa pregunta.

-Bien, entonces hoy compraremos todas las cosas necesarias para ella- dijo y escuché a Enzo reír.

-Así me dijeron con Olivia y terminamos comprando media tienda-dijo.

-Bueeeno, vamos que te enseño como bañar a esta princesita- dijo y le hizo cosquillas a Zoe en la pancita.

-Primero vas a sentir el agua, tenes que comprobar que esta tenga una temperatura ideal; que no esté muy fría pero que tampoco vaya a lastimarla- dijo mientras movía su mano en el agua- Toca, así es como debe de estar.

Metí mi mano al agua, para comprobar que era perfecta para la bebé.

-Intenta tener listo todo lo que vas a utilizar, no podes descuidarla mientras la bañas. Pasame ese shampoo para bebé que compre ayer y la esponja de osito.

Renata empezó a bañar a Zoe con mucha delicadeza, a la pequeña parecía no molestarle el agua pero si era bastante inquieta, movía mucho sus manos y miraba a todo su alrededor con curiosidad.

-Y listo- dijo luego de explicarme como aplicar el shampoo para evitar que entrara en sus ojitos.

-Pasame la toalla, vamos a secar a esta lindura para ponerla más bella de lo que es- le dio un beso en el cachete a la gorda.

Luego de sacarla y otra explicación de como vestirla a pesar de sus constantes pataleos, Zoe está lista para salir.

-Muy bien, ahora alistate vos que ya nos vamos- me dijo y salió de mi habitación.

Debo de admitir que me pone nervioso el hecho de pensar que luego seré yo quien haga todo esto solo. ¿Y si no logro identificar como debe de estar el agua? ¿Y si no la visto bien? Nada que un buzo de river no solucione.

Ya cambiado, con mis tarjetas en la billetera, celular y llaves del auto en mano bajé al living, encontrando una escena graciosa.
Enzo estaba con Renata sobre su hombro dando vueltas sobre si mismo y Zoe en el sofá viéndolos mientras reía.

-Ya bájame Enzo, déjame en paaaz- decía dándole golpes en la espalda.

-No hasta que dejes de hacer compras compulsivas en línea Renata- dijo.

-Yo no hago compras compulsivas, solo es lo necesario- dijo.

-¿Qué pasó?- pregunté sin saber qué hacer.

-Pasa que esta- señaló a su hermana- No sabe administrar su dinero correctamente.

-Sí sé hacerlo, déjame loco- dijo agarrando a Zoe y saliendo con ella- Vamonos que tenemos mucho que hacer hoy.

...

Llevamos 1 hora en el centro comercial, estamos en la tienda de ropa para bebés y Renata no deja de escoger conjuntos, camisas y pantaloncitos para Zoe.

-Ay mirá, esté está lindo- dijo señalando un mameluco, así dijo que se llamaba, color cielo- este está bello también, y este ya ni se diga.

Y así continuó, metiendo al carrito 6 mamelucos iguales pero de distintivo color.

-Mirá lo que encontré-llego Enzo con un conjunto del City- estaba en el área de niños, pero yo creo que le queda a la beba.

-Definitivamente tenemos que llevarlo- dije- también hay que conseguir uno de river.

-Nooo- dijo Renata- mira que feo te quieren vestir tu papa y tu tío, amor. Pero tranquila yo no voy a dejar que estos te vistan así.

Le hizo mimos a la bebé, y continuó eligiendo ropa de distintos tamaños, porque según ella la bebé crecerá rápido y necesitará nueva ropa pronto.
Le hice señas a Enzo para que colocará el traje en el carrito debajo de un puñado de ropa.

-Creo que tenemos suficiente ropa y accesorios- al fin, ya vamos a casa- ahora faltan los pañales, fórmula, cereales, mamaderas y platos, ah y también la silla para el automóvil, la cuna y el cambiadero.

-Vas a dejar en banca rota al Juli, Ren- se burló Enzo- así es la vida de padre, hermano.

Vaya, que complicado es esto.

La tarde transcurrió igual, con Renata llevándonos de un lado a otro mientras comprábamos distintas cosas. Nunca pensé que un bebé llegaría a necesitar tanto.

Finalmente tomamos una pausa para descansar y comer algo, Zoe se había dormido en mis brazos. Aunque ya estaban empezando a doler por tenerla cargada todo el tiempo, sentí mi corazón enternecerse al ver a está pequeña criatura descansar profundamente sobre mí.

Papá- Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora