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Lisandro.

Renata.

Hoy Juli tiene el día libre, desde buena mañana se la ha pasado caminando por toda la casa.
Es muy ruidoso y distraído, no me ha dejado dormir y agradezco que Zoe tenga el sueño pesado porque sino tendríamos a una nena de mal humor a las 7:00 de la mañana.

—¿Qué tanto haces?— me acerqué a la cocina— no me estas dejando dormir.

—Buen día para vos también— dijo— nada, ¿querés un mate?

—¿Es en serio, Julián?— me reí— todo ese ruido solo para verte sentado cebando mates.

El mal humor con el que desperté se fue, y dio paso a la tranquilidad mañanera. Me causó mucha gracia verlo sonrojado y evitando mi mirada cuando me reí de él.
Julián es un tierno.

—Déjame— murmuró aún sonrojado— estoy acostumbrado a estar solo y hacer todo el ruido que quiera, agradece que no puse música.

—Gracias por tanta consideración— dije con ironía— Ya casi son las 8:00 am, Zoe está por despertar.

—Sí, ¿tenes algo para hacer hoy?— me preguntó interesado.

—Eh, sí— dije viendo los mensajes en mi teléfono— Saldré con... con Lisandro.

Dije y vi como su rostro cambió de expresión, tornándose seria, aunque está fue reemplazada rápidamente por una desinteresada.

— Ah, bien— dijo— yo estaré acá con Zoe. Todo el día, solo; en compañía de mi hija.

Agregó y quise reír, aunque él quiera disimular parece que no le agrada mucho que salga.

—Bien, creo que vendré para la cena ¿traigo algo para comer?— pregunté y el negó.

—No, ¿por qué no salimos a cenar?— preguntó— Digo, creo que a Zoe le hará bien adaptarse a cualquier tipo de ambiente.

Dijo, y me pareció atractiva la idea.

—Bien, podemos ir a un lugar tranquilo— dije— que no sea muy llamativo y eso.

—Sí, yo me encargo de buscar— dijo— vos andá tranquila con... con él.

Arrugó la nariz al decir lo último, he aprendido que eso lo hace cuando no está de acuerdo con algo.

Asentí y me dirigí a mi habitación para darme una ducha.
Hice toda mi rutina con tranquilidad, pues Julián está a cargo de la beba hoy.

Lisandro me dijo que vaya a su apartamento a la hora de la comida, ya son las 11:00 am, y yo ya estoy lista.

—¿Ya te vas?— me preguntó Julián con la nena en brazos que al verme se emocionó y me extendió sus brazos.

—Sí, dentro de unos minutos me voy— abracé a Zoe contra mi pecho y la llené de besos— ¿Cómo estás mi princesa hermosa?

Zoe solo me miraba y reía apretando mis cachetes entre sus manos, yo solo hacía caras ocasionando más carcajadas por parte de la infante.

— Zoe no va a querer que te vayas— dijo Julián — va a llorar.

— No va a llorar porque va a estar feliz con su papá— dije— verdad que sí hermosa.

Hice voz tonta y se la pasé a Julián, ya es hora de irme.

—Nos vemos en un rato, Álvarez— me acerqué para despedirme de beso en la mejilla— cuida a la nena.

—Anda, nos vemos Rena— dijo— despedíte de Renata, amor.

Luego de besos babosos por parte de Zoe salí de casa hacia mí destino, la vivienda de Licha.

Papá- Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora