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Cena con Julián y Zoe.

Renata.

Luego de la siesta con Lisandro desperté con pereza y me fijé en la hora, ya tengo que irme.

—Che Li— dije tocando suavemente su hombro— Ya me tengo que ir, quedé con Julián para ir a cenar y me tengo que ir para arreglarme.

—Va— dijo aún con los ojos cerrados pero apretandome más a su cuerpo.

—Pero soltame boludo— dije y lo empujé, Lisandro solo gruñó y murmuró algo ininteligible para mí.

—Voy a abrirte— dijo ronco.

—No, ahí quédate— me levanté de la cómoda cama— Seguí durmiendo, yo me voy. Te quiero, chau.

Dije y besé su mejilla, él sólo asintió y se acomodó para seguir durmiendo. Es un oso perezoso mi amigo.

Me subí al coche y comienzo a manejar mientras pienso en que debo de usar para hoy a la cena ¿algo cómodo? ¿formal o casual?
Quiero algo lindo y cómodo, voy a estar con Zoe y conociéndola al no verme en todo el día va a querer estar pegada a mí.

Hablar con Lisandro me hizo pensar de nuevo en algo que he evitado todo este tiempo, mis sentimientos hacia Julián.

Ahora que estoy más consciente de esto, ¿qué debo de hacer? Nunca soy yo la que da el primer paso, siempre son los chicos los que lo hacen por mí.
¿Será que de verdad le gusto a Julián? O siquiera le parezco atractiva, el amigo de mi hermano es tímido y se que no será tan fácil saber que es lo que siente.

¿Debería de ser yo quien haga el primer movimiento?

Lisandro que hiciste, ahora pensaré mucho en esto.

Entre tantos pensamientos el viaje de regreso a casa se hizo corto. Aseguré las puertas del coche y entré para subir al piso de Julián.

—Hola— dije alargando la última letra.

Todo estaba silencioso, demasiado para ser Julián y Zoe.

—¿A dónde están?, ¿Por qué tan silenciosos...— no terminé de hablar entrando a la habitación de Juli.

Frente a mis ojos tenía la escena más tierna del mundo, Zoe y Julián dormidos plácidamente; la más pequeña a un lado del jugador, ambos en la misma posición y la boca levemente abierta.
Dios, son tan parecidos.

Mi corazón se derrite de amor y ternura, se ven tan tranquilos que no quiero ni hablar para que sigan durmiendo.

—Que haces viéndonos— dijo con voz ronca Julián, aún con los ojos cerrados.

Dios, que voz.
Estoy muy segura de estar sonrojada, que no abra los ojos por favor.

—Eh... nada, acabo de venir— dije— y no los vi por ningún lado, están cansados me parece.

—Estamos reponiendo energía para ahora a la noche— dijo y se estiró, quedando sentado sobre la cama.

Zoe sigue igual de dormida, un roca mi nena.

—Siempre vamos, ¿no? Así me cambio y me pongo linda— dije y solo me vio.

—Vos siempre estas linda— dijo y ni siquiera pude contestar porque el ya estaba fuera de la habitación con Zoe en brazos— Voy a ponerle otra ropa a la nena.

Aun estoy procesando, solo fueron 4 palabras pero me dejo re tonta.

Me dirigí a mi habitación y empecé a buscar que usar, quiero verme bien y no sé, estoy pensando mucho que ponerme cuando yo nunca soy así.
Luego de estar 30 minutos más, finalmente encontré el outfit perfecto, ah me creía gringa.

Papá- Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora