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Desahogo.

Renata.

—¿Qué te pasa?— dijo Julián, y yo solamente le miré.

¿Es real esto? Me está preguntando que me pasa, luego de prácticamente ignorarme. No me lo puedo creer.

—Dale, contestá Renata— dijo y noté la frustración en su hablar—¿Te pasa algo conmigo?

—A mí no me pasa nada— dije seria y acomodando a Zoe para que durmiera tranquila.

—Como que no te pasa nada, su has estado seria toda la cena— dijo y tomó mi brazo con suavidad.

Que lindo se ve con esa carta fe frustración, Dios.
Concéntrate Renata, vos estás enojada con este hombre.

No dije nada y salí de la habitación, si íbamos a hablar lo haríamos bien y sin Zoe presente.

—¿A vos te pasa algo?— dije y me senté sobre el sofá.

—¿Qué? Pero te estoy preguntando que te pasa, no me esquives la pregunta nena— dijo y revolvió su cabello— estuviste cortante toda la cena, ni siquiera prestaste a lo que te decía.

Y bueno, no tenía ganas de ponerte atención nene.

—Por que estaba viendo la película— me excusé tontamente.

—No, no es solo por eso— dijo.

—No, no es solo por eso— chau, me harté— Es porque no tengo ganas de escucharte ni de prestarte atención.

Dije y se quedó quieto.

>> Estuve muy emocionada todo el día por el partido, me emociona mucho ver a mi selección jugar. Verte a vos y a mi hermano es increíble.
Desde temprano cambié y vestí a Zoe con tu camiseta, cuando ya era hora de ponerme la mía no la encontré. Primera molestia del día, te escribí para avisarte que usaría una tuya. Total, sos amigo de Enzo, el mismo me dijo que la usara.
Y que me contestaste vos "bueno", la puta respuesta más fría de mi vida.

Segunda molestia, alenté como loca todo el partido, le dedicaste el gol a Zoe y yo grité y celebré; pero luego, cuando te busqué cuando todo terminó para celebrarte, me ignoraste. Rechazaste mi saludo y pasaste de mí.

Tercera molestia del día, en el coche intenté hacerte platica, pensé que quizá era el cansancio y la emoción del momento que te hizo ignorar mi abrazo. Pero no, fuiste indiferente conmigo y respondiste cada una de las preguntas que te hice lo más cortante que pudiste.

Terminé de decir y tomé aire, no me iba a quedar callada. Su actitud me estresó mucho.

—Actuaste indiferente, sentí incluso que me estabas evitando y odio eso— me levanté del sofá— Yo no te hice nada para que me trates como a una basura Julián.

—Ey...— dijo e intentó acercarse.

—No, cállate. Déjame hablar— dije— No me va eso de que me ignores y luego queras hablar conmigo como si nada ha pasado. Yo no tengo la culpa de cualquier pedo mental que tengas y no tengo porque sobrepensar y/o sentir que yo he hecho algo malo para que me trates así. Yo no merezco esto.

Dije lo que llevaba acumulado todo el día.
Conmigo no van los abrazos, palabras de cariño y aprecio un día; y al día siguiente la indiferencia y molestia sin razón aparente.

—Renata, yo...— dijo, sus facciones habían cambiado. Ahora parecía arrepentido— Perdón, de verdad.

—¿Por qué me trastaste así todo el día?— dije, pues realmente quiero saberlo.

Papá- Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora