XXIV: Los ultimos días

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—Olvídalo —Rebekah retrocedió unos pasos.

Escucharon el grito de Charlotte al caer del acantilado junto a Charles.

—No te pasará nada —Arthur se acercó a Rebekah. Puso ambas manos en la cintura de esta.

—¿Y si muero?

Arthur soltó una pequeña risa.

—No morirás —La guió hasta la orilla—. Confía en mi —Agarro fuerte la mano de Rebekah.

De un momento a otro Rebekah sintió como caía del acantilado y luego sintió el frío agua.

—Está muy helada —Se acercó a Arthur, el cual la abrazó por la cintura.

—Pronto la sentirás mejor.

Todos sabían que Rebekah se tenía que devolver a Estados Unidos. Kaylee y Jacob la acompañarían pero ellos si volverían, ambos querían disfrutar más de Mónaco.

Los chicos Leclerc junto a Charlotte quería hacer especiales los últimos días de Rebekah ahí. Quedaba menos de una semana para que ella se fuera.

—Disfruta —Le susurro al oído. De un Segundo a otro, Arthur se hundió junto a Rebekah.

 De un Segundo a otro, Arthur se hundió junto a Rebekah

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—Esto es muy bonito —Rebekah miró a su alrededor.

Los hermanos Leclerc tenían un evento de Ferrari, así que habían invitado a los chicos.

—Dame la mano, te puedes perder —Arthur agarro la mano de Rebekah.

—No soy una niña —Se quejo agarrando la mano de Arthur.

—¿Se te olvida que te perdiste en el centro comercial? —Arthur miró a Rebekah con una sonrisa divertida.

—No sabía dónde estaba el baño —Se justificó—. Pero en este lugar no me perderé.

—¡Chicos, hola! —Una persona se les acercó con una gran sonrisa—. Pasen por aquí para poder ver los autos —Los guió hasta un pasillo.

—¿Que veníamos a ver? —Preguntó Rebekah mientras miraba las fotos que habían colgadas en las paredes del pasillo.

—Los autos que han habido de Ferrari en la fórmula uno —Le explicó Charles.

Entraron a una sala, en donde estaban todos los autos en dos filas.

El caballero comenzó a explicar, cada auto y el nombre de la persona que los había conducido.

Rebekah no entendía muy bien las palabras del señor, pues ella antes de conocer a los Leclerc no sabía de la fórmula uno y lamentablemente nunca había ido a ver una carrera, simplemente las veía por la tele.

Sintió como el brazo de Arthur se posicionaba en su cintura.

Sintió como el brazo de Arthur se posicionaba en su cintura

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—¿Que película escogiste? —Rebekah le pregunto. Arthur cuando lo vio acercarse a ella con una caja de palomitas.

—Tranquila que no es de miedo —Le extendió las palomitas—. ¿Quieres?

—Obvio que si —Agarró la caja y comenzó a comer las palomitas.

Se sentaron en una banca que había cerca de la entrada del cine a esperar que la función comience.

—Quedan pocos días para que te vayas —Murmuro Arthur después de unos minutos de silencio.

—Lo se —Miró a Arthur—. Te voy a extrañar —Intento de sonreír.

—Y yo a ti —Arthur levantó su cabeza para poder mirar a Rebekah—. No quiero que te vayas.

—Tengo que terminar ese papel. Lamentablemente firme un contrato y tengo que respetarlo.

Rebekah de un momento a otro sintió como los labios de Arthur estaban pegados con los de ella. Arthur con una mano agarró la cintura de Rebekah y con la otra agarró su cuello. Rebekah puso ambas manos en el cuello de Arthur.

Era en un beso lento pero tranquilo. Ambos esperaban ese beso hace tiempo y por fin había llegado el momento.

—Te quiero —Arthur se separó un poco.

—Y yo a ti —Rebekah volvió a agarrar el cuello de Arthur para poder besarlo de nuevo.

Casi estamos llegando al final

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Casi estamos llegando al final.

Love, Arthur LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora