CAPITULO 17

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En cuanto llegué a casa, envié el trabajo de Jennie por correo electrónico a Minnie. Intenté llamarla por teléfono de nuevo y esta vez sí sonó, pero no hubo respuesta. Traté de localizarla durante todo el fin de semana, pero era evidente que hacía caso omiso de mis mensajes y llamadas de teléfono. Consulté su perfil de Instagram, pero no había actualizado nada. Barajé la idea de ir a su apartamento por si la encontraba en casa, pero la descarté, al menos hasta que Minnie me devolviese el trabajo

El domingo fue una agonía. En plena agitación interna, empecé a plantearme si lo mejor hubiera sido no haber empezado nunca la historia con Jennie. Si me hubiera limitado a marcharme tras haberla llevado a su apartamento aquella primera noche, no me encontraría en esa situación... y seguramente habría vuelto a quedar con Sana. Y a partir de ahí las dos podríamos haber vivido felices y comido perdices por siempre jamás. Pero yo ya no aspiraba a ese tipo de vida. No anhelaba lo previsible y seguro. Lo de Sana sería como un roto para un descosido, independientemente de lo apropiada que fuera para mí, y eso no sería justo para ninguna de las dos. Yo deseaba pasión, risas y amor. Deseaba a Jennie. Tengo que recuperarla. Por un momento me planteé si existiría el riesgo de que incumpliera su promesa y diera parte a la universidad, pero deseché la idea en cuanto se me pasó por la cabeza. Por muy enfadada que estuviera Jennie, no concebía que pudiera cometer un acto tan vengativo. Sin embargo, estaba claro que no tenía ganas de hablar conmigo. No respondía a mis llamadas e ignoraba la cantidad de mensajes que le había mandado suplicándole que me diera una oportunidad para verla. Yo apenas comía, dormía mal y en términos generales tenía el ánimo por los suelos. Nada que ver con lo divinamente que me había sentido últimamente. 

El lunes por la mañana estaba sentada en mi despacho mordisqueándome las uñas, casi sopesando la idea de empezar a fumar con tal de tener las manos ocupadas. A esas alturas era eso, o bien ponerme a hacer punto, y tenía la gran sospecha de que las labores provocarían conjeturas erróneas respecto a una soltera de treinta y tres años que también era amante de la poesía y el vino

-¿Lisa? "Minnie entró y me sacó de mi ensimismamiento. Le hice un gesto para que se sentara y reprimí las ganas de volver a llevarme las manos a la boca" -Oye, ¿cómo vas? "preguntó, con el ceño fruncido. La fulminé con la mirada" -Vale, una pregunta estúpida. Estás hecha una piltrafa "Imagino. No me había tomado la molestia de arreglarme y obviamente era patente" -¿No ha dado señales de vida? "preguntó Minnie en voz baja"

-No. De todas formas, voy a pasarme por su casa esta noche "La idea de presentarme allí sin previo aviso me revolvía el estómago, pero no quedaba otro remedio"

-Bueno, lo he leído "dijo Minnie, y cogió su maletín" -Tenías razón. El trabajo es magnífico

-¿Sí? "
Minnie me lo entregó" -Yo diría que es un magnífico punto de partida para una tesis, si es que ella se plantease ir en esa dirección. Le he puesto un sobresaliente y he añadido unos cuantos comentarios para que quede constancia de que son míos y no tuyos

-Gracias. No sabes cuánto te lo agradezco
"dije, y puse el trabajo a buen recaudo en un sobre"

-No hay de qué. ¿Te vas... a casa ahora?

-¿Tan mala pinta tengo? "
Minnie hizo una mueca"

-Igual deberías echar una cabezada, vamos, si es que tienes previsto ir a su casa esta noche

-Sí "
Suspiré" -Buen consejo. De todas formas, me figuro que poco servicio voy a hacer si me quedo por aquí

-Tengo que irme a clase
"dijo Minnie, poniéndose de pie" -¿Me tendrás al tanto?

-Cómo no "
El creciente pavor que me atenazaba la boca del estómago hizo que la voz me saliera con un gallo. ¿Y si no me perdona?"

"Mi amiga se quedó vacilante junto a la puerta" -Lisa, has cometido un error, nada más. Es normal. Créeme, cometerás muchos más. No te comas la cabeza por eso "Asentí otra vez y esbocé una leve sonrisa mientras se marchaba. Al llegar a casa, traté de localizar a Jennie de nuevo, pero ella seguía sin responder al teléfono. Tras caminar de un lado a otro durante unas cuantas horas, viendo cómo los minutos pasaban lentamente, fui en coche a su apartamento sin la menor esperanza de que me dejase entrar para hablar con ella. La echaba de menos y estaba preocupada por ella. Se me vino el mundo encima cuando llamé a la puerta y no hubo respuesta. Aquella noche dormí fatal sabiendo que vería a Jennie en clase al día siguiente. Había decidido hablar con ella discretamente después de clase. Me asustaba la idea de que me gritase otra vez, pero que me ignorase y que no me dirigiese la palabra me aterrorizaba aún más. Sinceramente, no sabía lo que sería peor: su ira o su rechazo. Pero no lo averigüé

Tú y Yo nivel principiante / Avanzado (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora