Chapitre cinquante-six

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Roseanne fue arrojada de regreso al sótano en el que había estado minutos antes. Sus manos y pies seguían atados por lo que ni siquiera pudo evitar la caída al duro y frío suelo. Tampoco es que hubiese tenido la energía para evitarlo. Con esfuerzo logró sentarse, apoyando su espalda en el pilar en mitad de la habitación. 

Tenía frío, su cabello mojado se pegaba a sus hombros como una segunda piel y no podía controlar los temblores de su cuerpo. Nikolai había pasado la última media hora ahogándola en una vieja bañera, todo bajo la atenta mirada de Bernard quien parecía aborrecer lo que estaba sucediendo, sin embargo no hizo nada por detenerlo. 

Nikolai entendió que aún así Roseanne no cedería a sus demandas y finalmente desistió, no sin antes prometerle que las cosas se pondrían mucho peor. 

Ahora que se encontraba sola en el sótano una vez más pero aunque sus manos estaban atadas, al menos podía moverlas. Gracias al pequeño paseo hacia la habitación donde estaba la bañera, la empresaria pudo reconocer el lugar. Era una vieja fábrica de LV la cual fue abandonada después de un gran incendio hace varios años atrás. Era uno de los lugares que Xavier pensó Nikolai usaría si conseguía su propósito de llevarse a Lisa. 

Roseanne observó con atención sus alrededores sólo para confirmar que no hubiese ninguna cámara vigilándola. Cuando se dio cuenta que no había nada, dirigió las manos a su sujetador y con ayuda de sus dedos temblorosos logró sacar el rastreador que Xavier había insistido usaran en todo momento durante la fiesta y el único lugar en el que Roseanne pudo pensar era su ropa interior. Asique cosió en su sujetador un pequeño rastreador e hizo lo mismo en el de Lisa aunque probablemente esta ni siquiera lo había notado. Una vez consiguió el rastreador, lo activó y cuando una pequeña luz verde indicó que funcionaba, se permitió respirar con alivio. 

Ahora sólo tenía que esperar. Sea como sea, todo acabaría antes de lo que Nikolai o Bernard pensaban y Roseanne se aseguraría de hacer justicia bajo sus propios términos. 

Escuchó ruido del otro lado de la puerta y se apresuró a esconder nuevamente el rastreador en su sujetador. Cuando la puerta se abrió, no se sorprendió al ver a Frédéric, quien al igual que su padre parecía no encontrarse cómodo con la situación. 

—¿Cómoda?—preguntó cerrando la puerta tras él. 

—Lo estaré cuando me encargue personalmente de cada uno de ustedes—repuso la empresaria con calma. Frédéric sonrió con falsedad. 

—Es un caos allá afuera ¿sabes?—habló con fingida tranquilidad—Todo el mundo cree que el objetivo era Macron. Es una suerte que aún no hubiesen llegado cuando el tiroteo comenzó— 

—Eso sólo sumaría un crimen más a la larga de lista de tu familia—

—Hay que hacer lo que sea necesario para llegar a la cima. Creí que sabías eso, después de todo ¿No eres la empresaria número uno de Europa?— 

—Del mundo—corrigió Roseanne. 

—¿Sabes? Deberías agradecerme que haya quitado a Lisa del medio—continuó el joven—Si no fuera por mí, ella podría haber recibido una bala al igual que tu amigo... ¿Christian? No... ¿Charles? Como sea... Escuché que está en el hospital en estado crítico— 

Roseanne no demostró lo mucho que le afectó enterarse de la condición de Christopher ¿Qué tal mal estaba? ¿Habían posibilidades de que sobreviviera? Maldición... 

—Las muertes y los heridos están en manos de tu familia, Frédéric—informó Roseanne—Y puedo prometerte que me encargaré personalmente de que paguen por lo que hicieron— 

Until I meet you (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora