Canción: Little Dark Age - MGMT.
Suspiré en la oscuridad.
Mi conciencia regresó al completo y me di cuenta que estaba immobilizada, mis manos atadas a los reposabrazos de una silla, maravilloso.
Todo negro a mi alrededor, solamente una pequeña línea de luz que, seguramente, era de la puerta que tenía delante. En ese momento de pura pausa en mi ajetreada vida, empezaron a brotar esos sentimientos que tanto temía: miedo, arrepentimiento... ¿iban a matarme de nuevo? ¿por qué lo había hecho? Supongo que estando muerta tenía una tendencia al caos, fruto de la maldita maldición o lo que fuese que Dios nos había puesto a todos para enviarnos al infierno.
¿Qué iba a hacer ahora? En mi mente se repetía mi muerte una y otra vez, en ese momento, ya hacía casi un año que estaba en el infierno y no había sido hasta ese momento en que había tomado verdadera conciencia de la situación. ¿De veras necesitaba que me pasase algo así para darme cuenta?
La puerta se abrió y yo cerré los ojos mientras intentaba acostumbrarme a la luz.
No levanté la mirada hasta que hube parpadeado un par de veces.
Oh, espera, ¿no se supone que estos tipos son súper poderosos?
La mujer me miro con pura cara de asco, le dio un codazo a su compañero para susurrarle algo, yo estaba quieta.
¿Qué diablos tienes que hacer en el mundo real para que después de tu muerte tengas una puta televisión en la cabeza? Pues no tengo ni idea la verdad, pero es lo que pensé en ese mismo momento mientras él se acercaba a mí.
Obviamente sabía que eran Velvette y Vox, de los Vees. Me había informado perfectamente de cómo estaba el tema de los Overlords. Suspiré sin apartar la mirada.
- ¿Sabes qué has hecho? -habló Vox, y podría jurar que su voz tembló casi como si fuera a soltar un chispazo. Intenté no recordar mi muerte. Me di cuenta lo incómoda que me ponía ver la televisión desde entonces.
Me encogí de hombros aún atada.
- ¿Divertirme? -dije con una leve sonrisa.
No había recibido daño físico hasta ese momento, bueno... una vez me peleé en un bar, pero nada comparado a eso. El bofetón que me dio me tiró al suelo y solté un gemido de dolor, estando atada a la silla no podía moverme.
Velvette dio un suspiro de indiferenencia y le puso una mano en el hombro a Vox.
- ¿Te encargas tú? Creo que lo tienes controlado. Al fin y al cabo no es mi sistema de seguridad el que está echado a perder.
El hombre asintió y me quedé sola con él. Me levantó, poniendo la silla en su sitio. Yo no podía evitar tener una leve sonrisa. Para ser un Overlord tenía muy poca paciencia, sacarlo de quicio era bastante fácil.
- ¿Cómo te llamas?
Su voz era casi un grito, hizo que me encogiera por unos momentos, decidí contestar.
- _______.
Él levantó una ceja, supongo que no había oído mi nombre nunca.
- Llevo casi un año aquí -añadí.
Me levantó la barbilla con sus dedos, casi eché la cabeza hacia atrás cuando me di cuenta de que llevaba malditas garras en sus dedos.
- ¿Cómo lo has hecho?
Suspiré.
- Me ha costado meses, ehm... bueno, he tenido que desencriptar el sistema de seguridad y... luego meterle el troyano más nuevo. No sabía que había tantas similitudes entre el mundo y mano y...
Me apretó la barbilla hasta tal punto que casi me quedé sin aire. Dejé de hablar y lo miré.
- ¿Por qué?
Me encogí de hombros.
- ¿Por qué estamos aquí? -susurré mirando fijamente su pantalla- Porque hacemos cosas por diversión -una leve sonrisa en mi rostro- Por curiosear.
Me soltó y se quedó delante de mí, razonando con los brazos cruzados. Evité mirarlo por unos momentos, estaba en un lío ¿verdad?
- Voy a darte dos opciones -dijo, no hizo falta que me obligara a mirarle, lo hice directamente.
- Puedes firmar este contrato -un papel apareció mágicamente delante de su mano, flotando en mi dirección, tenía varios párrafos escritos- Y entregarme tu alma, pasar a ser de mi propiedad y trabajar para mí.
Dejé de respirar por unos momentos ¿Era eso lo que quería?
- O puedes negarte, y voy a electrocutarte hasta la muerte.
Un suspiro claramente audible salió de mi garganta. No, otra vez no.
Él sonreía mirándome y supo que había dado en el clavo.
- Tú decides -dijo.- Pero debe ser ahora.
Miré al suelo por unos instantes, levanté la vista hasta observar el papel que había enfrente de mí.
Lo leí rápido. Básicamente estaba jodida. O le entregaba mi alma o me mataba.
- Voy a firmar -dije finalmente. Su sonrisa se extendió.
Me liberó ambas manos y una pluma apareció en mis dedos, firmé al final del papel, el contrato desapareció y el me tendió su mano.
No sabía muy bien qué se supone que debía hacer así que me levanté y se la estreché. Sentí que la fuerza me abandonaba al instante cuando tuve contacto físico con él. Las piernas me fallaron y caí de rodillas, mi cabeza se levantó sola y me vi obligada a mirarle, puse mis manos sobre mi cuello. Una gruesa cadena de color azul neón salía de él, Vox sujetaba el extremo, tiró levemente y casi me ahogo, me quedé allí, abrumada, con las manos en mi cuello y dándome cuenta que nunca iba a poder quitarme el collar.
Desapareció, desintegrándose al cabo de unos instantes. Ausente a la mirada pero presente para le eternidad.
- En pie, _______ -dijo Vox.
Obedecí con lentitud, mi mente estaba embotada. Había vendido mi alma, adiós a mi libertad. Tampoco es que hubiese oído cosas muy buenas de los Vees, por lo que sabía explotaban a sus trabajadores.
Miré a Vox y me quedé de pie en mi lugar. Él sonrió y me señaló, poniéndome un dedo encima del pecho.
- A partir de hoy eres la Supervisora de Ciberseguridad de VoxTek -me miró, y sentí miedo de verdad- No es un premio, si la cagas, vas a arrepentirte.
Asentí.
Y le seguí, saliendo de esa oscura sala de camino a mi nueva vida. Sin poder ocultar quién verdaderamente era, nunca había podido hacerlo. Y ahora el rumbo de todo había cambiado en un instante.
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The Masochism Tango || Vox x Lectora
FanfictionUn día despiertas en el infierno y te das cuenta que has muerto. Qué putada, menos mal que tu no-vida sigue siendo tan caótica como siempre. Sobretodo cuando te dan a elegir entre vender tu alma o morir por segunda vez.