14. Vampire Empire.

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Canción: Vampire Empire - Big Thief.

Qué tonta fui pensando que nuestra relación se había vuelto algo más profundo.

Al día siguiente Vox estaba de muy mal humor. Supongo que por motivos obvios, pero todo el drama sentimental que me había montado la tarde anterior se fue al garete cuando entré en la sala de mando para organizar la tarde.

— Cierra la puerta —dijo él.

Yo lo hice, alzando una ceja.

— ¿Qué pasa?

— Ven aquí, ahora —y se dio una palmada en el regazo, dando la vuelta a su silla de escritorio, todos los monitores abiertos.

Oh no. Por favor.

Pero bueno, si era tonta para una cosa ya lo era para todas ¿no? Le obedecí.

Sus manos sujetaron mi cintura y yo lo miré directamente a la cara.

— Déjame repetir —aclaré mi garganta sonriendo— Oh, _______, ayúdame... ¡pero espera! Nada de sexo —intenté imitar el tono de su voz el día anterior. Él rió.

— Muy graciosa.

— ¿Ya se te ha pasado el bajón? —pregunté mientras su manos bajaba de mi cintura a mis glúteos.

— Vas a montarme.

Oh, maldita sea. Sabía lo que hacía, sí señor.

— Vox —puse mis manos en sus hombros. Resistiendo mis impulsos— Quiero que pienses esto muy bien ¿qué coño estás haciendo? ¿A qué viene esto?

Él juntó las cejas.

— ¿Perdona? Pareces más desesperada que una puta —me miró, sus manos ahuecando mis glúteos.

— De verdad —suspiré y cogí sus hombros— Quiero dejar esto claro —él me observaba— ¿Haces esto para desquitarte o...?

— Val ha estado ocupado esta noche. No lo he tenido a él, te tengo a ti.

Puñalada directa al corazón a las tres en punto. Supongo que Vox sabía qué causarían esas palabras en mí, porque al instante de decirlas me tenía con los pantalones desabrochados. Me quedé quieta levantando levemente las caderas mientras los bajaba.

Espera... si Vox sabía qué causaban esas palabras en mí... ¿sabía que me gustaba?

Todos mis pensamientos se disiparon cuando noté su erección en mi muslo interno.

Se bajó la bragueta para sacar su polla, me mordí el labio inferior levantando la mirada y simplemente dejé que hiciera lo que quería.

No se molestó en sacarme las bragas, las apartó a un lado y pasó su mano por mi sexo.

— Estás empapada —susurró— No me niegues que querías esto.

No dije nada. Yo no estaba allí. Yo estaba repitiéndome mentalmente que era su segunda opción.

Que era su alivio para el estrés.

Que la conversación de la tarde anterior no había significado nada para él, por muy agradecido que pareciera, se había aprovechado de mi consuelo y ahora simplemente lo usaba en mi contra.

Tonta.

Cerré los ojos cuando me penetró, sujeté sus hombros y me acerqué a él ahogando un gemido en su cuello.

No fue gentil. Cogió mis glúteos y me elevó para después dejarme caer.
Sentía que me estiraba más que nunca, gemí al punto que las lágrimas caían por mis mejillas. Y me di cuenta que no eran de placer, ni de dolor. No tenían que ver con nada físico.

The Masochism Tango || Vox x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora