19. K.

795 69 2
                                    

Canción: K. - Cigarrettes After Sex.

Esa noche fue probablemente la mejor de mi vida. Así de inesperablemente.

El día había sido duro, todo había empezado con el set de Val en llamas, luego el incidente de Alastor, un trabajo duro durante toda la tarde y... por fin a descansar.

Mi móvil sonó cuando ya había cenado.

Vox [21:29]: ¿Subes tú o bajo yo?

Sonreí, tirada en la cama con el dispositivo en mis manos.

Tú [21:29]: ¿Hay alguien más ahí arriba?

Vox [21:30]: Val y Vel están viendo una peli.

No era mal plan. Pero yo quería a estar a solas con él.

Tú [21:30]: Ven. Te espero.
Tú [21:30]: En mi cama.

Me dejó en visto. Me quedé tirada hasta que al cabo de unos minutos escuché como abría la puerta. Sí, tenía mis llaves. Lo miré, con una leve sonrisa.

— ¿Hmm? —gruñí— ¿Estás bien?

— S-sí —dijo él. Hizo un zumbido y se sentó a mi lado, se quitó la chaqueta, quedándose con la camisa, aún llevaba la pajarita y prácticamente el unforme entero.

— ¿Has estado trabajando hasta ahora?

Él asintií y se tumbó a mi lado. Yo besé su boca durante un breve momento y luego me senté.

— Date la vuelta —le dije— Te doy un masaje.

Él se encogió de hombros. Empecé a desabrocharle la camisa y se la terminó de quitar mientras yo iba a buscar aceite.

Reí para mí misma, rebuscando en mis cajones.

Él me miró, sonriendo.

— ¿Qué has encontrado? —preguntó, boca abajo en mi cama, yo miré su bonita espalda unos momentos.

— Te vas a reír —susurré— Tengo lubricante y no sé ni siquiera por qué lo compré —reí.

Su sonrisa se ensanchó.

— ¿Tienes juguetes sexuales o algo?

Negué con la cabeza.

— Nada. Nada para mí —reí— Supongo que lo compré hace mucho y, sinceramente, quizá esté caducado.

— A ver, dame —estiró la mano.

Reí tendiéndole el bote y él lo miró, entornando los ojos para leer qué ponía.

Seguí buscando en el cajón hasta encontrar aceite de masaje. Por fin.

Me puse de pie y andé hasta la cama.

— Caduca el mes que viene —dijo él— ¿Vas a usarlo?

Yo me encogí de hombros, sentándome a horcajadas sobre su espalda baja con el tubito de aceite en la mano.

— A no ser que quieras probar con el pegging, no. No le encuentro uso.

Él rio.

— Bueno. No lo tires —dijo él, dejando el bote sobre la mesa— Le buscaremos un uso.

Solté una carcajada.

— Regaláselo a Val. Seguro se pone contento —murmuré untando aceite en su espalda lentamente.

— Nah —dijo— Quédatelo, vamos a usarlo de alguna forma.

Me encogí de hombros y empecé a masajear su espalda mientras él gruñía.

The Masochism Tango || Vox x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora