Capítulo 9:Aleksandr Kreslin.

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Said Hills

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Said Hills.

La habitación está sumida en la quietud de la noche, pero algo en el aire parece distinto, Stefano debe estar durmiendo y lo único que tengo conmigo, es mi soledad. Abro lentamente los ojos, fijándome con frustración en la pared, cansado de forzarme a dormir, consciente de mi propio estado de vigilia. La luz de la luna se filtra a través de las cortinas entreabiertas, pintando débiles trazos de plata sobre las paredes.

De repente, un sonido sordo resuena en la habitación, como si algo hubiera chocado contra la puerta. Mi corazón empieza a palpitar con fuerza, y me incorporo alarmado en la cama, tomando mi arma de el cajón de la mesita de noche intentando discernir quién es. Pero antes de que pueda decidir, una neblina densa comienza a extenderse desde el suelo, envolviendo cada rincón de la habitación en una oscuridad sofocante, obligándome a levantarme de la cama mirando a mi alrededor, buscando una explicación para esta extraña situación.

Estoy atrapado entre estas cuatro paredes, encender la lámpara de noche es en vano. La oscuridad me envuelve como un manto frío, abrazándome con su presencia ominosa. El silencio se vuelve opresivo, solo interrumpido por mi propia respiración pesada mientras mantengo firme mi Beretta. Ya he vivido esto antes, sé lo que está por venir.

Por un instante ya no estoy en mi habitación, me veo en la mansión rusa de los Hills, en el largo pasillo adornado con candelabros, cruces al revés y otros artículos. Un escalofrío recorre mi espalda mientras aprieto el arma para avanzar lentamente, sus contornos difuminados por la oscuridad, hasta que los candelabros se encienden de golpe en un fuego feroz y repentino, permitiéndome ver la diminuta figura que me da la espalda, un joven con blazer negro y pantalones a juego, su cabello rubio ondeando con los reflejos del fuego mientras sus manos permanecen apretadas.

—... ¿Dante..?

Cuando los ojos dulces del joven encuentran los míos y me saluda con una sonrisa, mis pasos sigilosos se detienen.

—Tío Said, aquí estás. —Es inevitable que la melancolía me embargue al tener a Dante Hills frente a mí. No comprendo qué sucede ni por qué lo veo como antes de la tragedia. Sin embargo, me acerco en silencio y me inclino hacia él, transportado repentinamente al pasado. La cálida mirada de Dante me reconforta, aunque no entiendo del todo por qué estoy aquí. —¿qué ocurre, tío? ¿Vas a salir?

—No, no, mocoso. —le contesto, deslizando mis dedos por su cabello, provocando una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.

Aprendí nuevas melodías de piano. —informa con una amplia sonrisa.

¿De verdad? —indago, mientras veo cómo el joven se apresura hacia la mesa para coger unas notas musicales y avanza con entusiasmo hacia el imponente piano blanco que ocupa el centro de la gran sala.

Mi sobrino se sienta frente al piano, deliberando entre las páginas hasta que finalmente elige una melodía. Al comenzar, sus dedos se deslizan sobre las teclas con gracia y precisión, llenando la habitación con música que parece fluir de su corazón. Cada nota resuena con emoción, y puedo ver la concentración en su rostro mientras se sumerge en la interpretación.

Cautiva De Dos Sombras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora