Capítulo 15:Avíspate, Mavis.

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Annie.

Desde el balcón del segundo piso de la lujosa mansión, me inclino sobre la barandilla, sintiendo la ligera brisa nocturna acariciar mi rostro. A mis espaldas, la fogata eléctrica proyecta un cálido resplandor que contrasta con la fresca noche, creando un rincón acogedor en medio del lujo.

La vista desde aquí es simplemente impresionante. Las luces de la ciudad parpadean como estrellas sobre la vasta extensión de edificios y calles.

Un suspiro profundo sale de mis labios mientras cierro los ojos por un segundo.

-Ya casi es hora de irte a casa -una voz masculina, gruesa, rompe el silencio. Said se pone junto a mí, apoyando las manos en la barandilla y acompañándome, con la vista totalmente perdida en las luces de la calle.

Mis manos se deslizan inquietas por la barandilla por un momento hasta que me giro hacia Said, armándome de valor, dispuesta a enfrentarlo. —¿Cuál es el truco? —suelto, logrando que su atención se dirija hacia mí.

—¿Cómo dices?

—¿Cuál es su venganza por darles cachetadas a ti y a tu hermano? —insisto, sosteniéndole la mirada y levantando la cabeza para ver esos ojos azul verdoso que parecen brillar en la oscuridad.

—¿Estuvo rico el sushi? —dice, pasando su brazo por mis hombros.

—Said Hills —reprendo, sacudiéndome un poco para soltarme de su agarre—, no me cambies el tema.

—Annie, no pretendemos nada —asegura—. Algo leve... Secuestrarte voluntariamente hasta que te dé el síndrome de Estocolmo —suelta tranquilo, ¡COMO SI FUERA LA COSA MÁS INOCENTE DEL MUNDO!

Mi mirada se fija en el balcón. Son... Un piso, dos pisos, tres... Joder. —¿Cómo carajos me tiro de aquí? —mascullo apretando los dientes y miro de golpe al idiota que suelta una baja carcajada.

—¿Qué? ¿Me viste cara de caricatura o payaso de circo?

—Tu cara —vacila, sonriendo—. Está para que toda la prensa la vea, se nota que no tienes confianza.

Mis manos golpean su pecho con enojo mientras su carcajada resuena aún más. —¡A mí no me hace gracia! ¡Y es obvio, no confío en narcos, nada de esto me da confianza! Así que dime, Said, ¿qué-quieren-de-mí? —suelto lo último, palabra por palabra, mientras alineo cada golpe de mi dedo índice contra su pecho.

—Sexo.

Mis ojos se abren como platos y mi boca se queda entreabierta, completamente anonadada. Siento el calor subir a mis mejillas mientras mi mente trata de procesar lo que acaba de decir. —¿Sexo? ¿Así nada más?

—¿Lo deseas más elegante? —increpa. —Permítame la osadía de invitarla a participar en una danza carnal —mofa con un tono burlesco, exageradamente elegante —una coreografía pornografica de deseo y pasión desenfrenada, donde nuestros cuerpos se entrelacen como dos amantes en un ballet nocturno. Imaginemos juntos un escenario donde cada caricia, cada suspiro, cada beso, sea una nota en una sinfonía de placer que solo nosotros dos podemos interpretar. Usted en gemidos, y yo corriéndome en su interior.

Mi mirada despectiva se clava en él, arqueando las cejas mientras cruzo los brazos. —Odio sus juegos.

—Admítelo, te gustan. —replica con una sonrisa cínica, dando un paso hacia adelante hasta quedar a centímetros de mí, tan cerca que puedo sentir su aliento. Intento mantener mi postura, desviando un poco el rostro y mordisqueando mi labio para reprimir una sonrisa que amenaza con aparecer.

—¿Y tu hermano?

—Que se nos una, así gozamos los tres —suelta, su voz impregnada de una confianza insolente. Su mano se desliza lentamente por mi espalda, y al sentir su tacto, un leve corrientazo recorre mi cuerpo, haciéndome cerrar los ojos por un segundo.

Cautiva De Dos Sombras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora