Capítulo 16:Acepto, Hills.

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La ambición puede llevarte a la ruina, y si no me crees, ve preguntándole al canciller.

Stefano.

Termino cerrando la computadora para recibir a Konra, al verlo entrar acomodo la corbata de mi traje y aspiro el hermoso olor a miedo, acompañado de su rostro asustado. —Y aquí está, el futuro cansiller de Alemania.

Saludamos en un apretón de manos y él me da su mejor sonrisa, aunque algo decaído. —Muy buenas tardes señor Hills.

—Te he visto sobresalir en campañas.

—Estoy subiendo rápido —sonríe orgulloso pero pronto esta se desvaneció.— aunque he estado un poco ajetreado.

—¿Qué ocurre Konra? —apoyo los codos contra el escritorio fingiendo preocupación.

—Es mi esposa, señor Hills. —confiesa con un hilo de tristeza. —ha estado enfermando.

Esto apenas comienza.

Decidí levantarme y fingir preocupación. —¿qué es lo que tiene?

—Al principio creí que era embarazo ya que se desmayó y estábamos esperando con ansias nuestro primer hijo, pero resultó pasar que no fue así, estamos entre exámenes y más exámenes médicos. —agrega antes de tomar una bocanada de aire. —estamos esperando a que no sea nada grave.

—Pues esperemos a que se mejore, pero no puedes dejar botada la campaña.

—No, claro que no señor Hills —apoya entusiasmado. —no ahora que me está yendo tan bien.

—Señor Hills —interrumpe una de las sirvientas haciendo una referencia, haciendo sobresaltar a Konra.

Dirijo la mirada hacia ella esperando a que hable.

—Su hijo Dante está aquí, junto a su familia adoptiva.

—Perfecto, diles que en un momento iré.

—Señor —titubea —también está aquí la señora Tanya.

—Yo me encargo de eso, ya vete —dirijo la mirada hacia Konra para un apretón de manos y me levanto junto a él para dirigirme a la sala de invitados.

—No sabía que tenía un hijo —confiesa observando a su alrededor.

—Es una larga historia... Creo que me perdí gran parte de su vida —confieso antes de dirigir mi atención hacia él.

—¿La señorita Van Wilt es tu esposa, tu señora?

—Ella alucina con eso, yo agradezco que no, no es mi esposa, ni nada, ni lo será.

Salimos a la sala de invitados, y una sonrisa se dibuja en mi rostro al ver a Ciel, que me saluda levemente con la mano. A su lado, Annie me observa con esa mirada azulada y filosa.

Ciel da unos pasos hacia mí, y sin perder tiempo, lo rodeo con mis brazos. Siento cómo me corresponde, lentamente, pero no me importa, es mi hijo y lo tengo aquí.

—Ya era hora de que él visitara —menciona la mujer de cabello negro detrás de Ciel, y mi mirada viaja hacia ella, bajando por sus curvas abrazadas por su blusa azul y su pantalón negro.

Esta mujer me lo para hasta sin darse cuenta. Debo follarla, hacerla mía.

—¿Dónde están sus otros hijos?

—Los tres debían hacer tarea, ¿dónde está tu hermano?

—No debe tardar —interviene Tanya lanzándose hacia mí—. Stefano Hills, tan guapo como siempre.

Cautiva De Dos Sombras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora