08 (+18)

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La confusión lo invade al estar de pie frente a la casa de la única persona que menos espera, observa la dirección en su teléfono y confirma que sí es correcta.

La puerta se abre de golpe y no tiene tiempo de analizar la confusa situación cuando su cuerpo es jalado hacia dentro.

El Omega delante suyo está sudando y respirando agitadamente, la camiseta grande que le cubre hasta los muslos está empapada.

Luce tan jodidamente delicioso.

—Alfa... —jadea Felix, su voz temblorosa lo hace sisear.

Desde la primera vez que lo vio no pudo evitar imaginar los mil escenarios en los que le gustaría estar con ese chico.

Pero este, el tener al Omega agitado por su celo y soltando feromonas deliciosas, superaba todas y cada una de sus sucias fantasías.

Su Alfa quiere hacer suyo a ese Omega.

Camina hacia él, tomándolo dispuesto a besarlo, pero se sorprende cuando Felix lo aparta con un gruñido.

—¿Lix?

—Apestas a Omega —le dice con el ceño fruncido.

Olfatea su chaqueta y se da cuenta que sí, está cubierto por otras feromonas, así que se la quita y suelta su propio olor en un intento de borrar cualquier otro que no sea el suyo o el de Felix.

Vuelve a acercarse y esta vez el menor cede, junta sus labios en un beso desesperado y húmedo, se frota contra él, su cuerpo vibra al escuchar al Omega gemir su nombre sobre su boca.

—Hyunjin, por favor —pide Felix desesperado—. Ya no aguanto, duele mucho.

No responde, se aleja de los suaves labios del rubio y toma su cuerpo volteándolo, la espalda del menor queda presionada contra su pecho. Sus manos viajan sobre la camiseta, recorriendo los costados y delineando la increíble figura del Omega, cuando sus manos llegan hasta los gruesos muslos los separa con brusquedad para acomodarse entre ellos.

—¿Esto es lo que quieres, Omega? —susurra contra el oído del menor, quien asiente desesperado.

—Hazlo, por favor, te necesito.

Ambos se necesitan, se desean, desde la primera vez.

Olfatea el cuello de Felix, su boca saliva de las ganas que tiene por encajar sus dientes ahí y dejar su marca, pero se controla, no debe dejarse llevar por sus impulsos, por ahora solo disfrutará de ayudar a ese pequeño omega con el celo.

La erección dentro de sus pantalones crece con cada segundo que restriega su pelvis contra el trasero del Omega, los gemidos y las feromonas que ambos sueltan los hacen sentir completamente drogados de placer.

Clava sus dientes en el hombro de Felix haciéndolo jadear, sujetando con fuerza la cintura y presionándolo contra la pared de ese pequeño pasillo.

—Alfa, por favor... —llora el menor. Le gustaría torturarlo un poco más, pero él también esta igual de desesperado.

Jala las caderas de Felix hacia atrás, levantándolas y haciendo que abra las piernas sin dejar de recargarse sobre la pared.

Cae sobre sus rodillas, tomando los muslos del Omega, sus manos acariciando y subiendo hasta el trasero blanquecino del chico, abriéndolo y observando la entrada lubricada y ya preparada para recibirlo.

No puede evitar sisear ante la caliente imagen, su boca se adentra y comienza a probar toda la esencia que escurre por la maltratada entrada, introduce su lengua succionando y lamiendo todo. Felix gime, siente la pequeña mano del Omega sobre su cabeza, empujándolo entre sus dos piernas que están temblando.

Piel Con PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora