Felix regresa al barrio en el que creció, topándose con uno de sus nuevos problemas: Hwang Hyunjin. El Alfa que su hermano odia.
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Sus manos se adentran en los shorts del menor, tomándolo por los muslos, enredando esas blanquecinas piernas en sus caderas mientras lo empotra contra la pared y lo besa desesperadamente.
Lo ha extrañado tanto.
Solo por esta noche, por este instante, olvidará que no pueden estar juntos.
Sus cuerpos se rozan, Felix jadea, separándose un segundo para tomar aire, así que aprovecha y pasa su lengua por el cuello del omega, lamiendo y succionando.
—No lo haremos en un pasillo —advierte el menor entre suspiros.
—¿Por qué no? —Pregunta con una sonrisa.
—Nos van a ver, Hyunjin.
—¿No es lo que querías? —Dice con burla—. ¿Que todos supieran a quien le perteneces?
Sus manos aprietan los muslos del menor con fuerza haciéndolo gemir.
—Ah, Hyun.
—Como esa película que vimos, donde se cogían en medio de ese pasillo en la fiesta. Dijiste que era caliente, te lo puedo cumplir —suelta riendo—. Y que todos estos cabrones vean que jamás te harán sentir como yo te hago sentir.
Los dedos de Felix jalan su cabello con fuerza, apartándolo de su cuello y levantando su rostro para que lo mire, tan perfecto y bello, el omega más bonito y dominante que ha conocido jamás.
—Me los vas a espantar y son los que usare para olvidarme de ti —bromea.
Su lengua empuja su mejilla interior mientras asiente lentamente con recelo, bufa y vuelve a tomar los labios del omega.
—Buena suerte con eso entonces.
Felix ríe y se aparta, toma una de sus manos y se adentran más a ese oscuro corredor, pasando por algunas habitaciones vacías, pero deteniéndose en una en específico.
—Tú y tu manía de hacerlo en los baños —dice cuando cierran la puerta del lugar.
Lo empuja contra el lavamanos, sus manos ansiosas por tocar esa suave piel y hundirse completamente en ese dulce olor que ama tanto.
