48

5.9K 548 577
                                    

El silencio reina cuando se adentra a su hogar, con las luces apagadas y la abrumadora tranquilidad recibiéndolo. Arroja sus llaves sobre la mesa del recibidor y suelta un suspiro.

Camina en dirección a su habitación intentando hacer el menor ruido posible, incluso si está enterado de que su hermano ya sabe que no está en casa, le pone un poco nervioso enfrentarse a él.

Pero sus acciones son interrumpidas por el carraspeo del alfa sentado en la sala de estar.

—¿Qué son estas horas de llegar? —suelta con su voz bañada en molestia, apenas y el sonido es notorio—. ¿Y con el puto permiso de quién te sales?

Las feromonas del mayor lo hacen encogerse en su lugar, muy pocas veces Minho lo ha tratado así, y no le gusta para nada. El olor fuerte y amargo lo envuelve, es aterrador y abrumador. Lo marea.

—Ya no soy un niño, no tengo que andarte diciendo dónde estoy.

—No vives en tu puta villa americana, Yongbok, salir por aquí no es cualquier cosa.

Frunce el ceño ante las palabras de su hermano, chasqueando la lengua y acercándose a él con seguridad.

—Yo también crecí aquí —gruñe—. Sé cuidarme solo, maldita sea.

—¡Esa boca!

—¡Ya estoy harto de que no me dejes vivir! —grita interrumpiendo al alfa.

—¡Solo no quiero que te arruines la puta vida!

Una risa irónica escapa de sus labios, los pasos firmes resuenan en la habitación, su dedo índice choca contra el pecho del más alto.

—¿Sabes lo único que ocasiona eso? —Y sin esperar respuesta, continua—. Que quiera hacer todo lo que tú no quieres que haga, que me den más ganas, me incita más.

El ceño fruncido de su hermano se intensifica, asombrándose de que sea posible y, aunque es un poco intimidante, intenta no doblegarse ante él.

—Pero vives en mi puta casa y mientras estés aquí vas a seguir mis putas reglas, no vas a hacer lo que se te plazca, grábatelo en tu puta cabecita, Yongbok, perdiste tu oportunidad de una vida digna cuando dejaste que te expulsaran de esa escuela, así que esto es lo que hay.

—¡Minho! —La voz de Seungmin los hace dirigir su mirada a las escaleras, donde el omega mayor baja con molestia en su rostro.

Sus labios se cierran en una línea fina y apretada, está frustrado y furioso, más cuando sabe que Minho tiene algo de razón.

—¡Entonces me voy! —grita ignorando cualquier otra palabra y dándose la vuelta en dirección a la salida.

El alfa lo jala de su brazo con fuerza haciéndole soltar un jadeo de dolor, Seungmin llega apartando al mayor de su cuerpo.

La marca de los dedos de su hermano es demasiado notoria y duele, puede sentir las lágrimas queriendo salir de sus ojos, sus feromonas salen disparadas por la emoción fuerte que está sintiendo.

—¡Tranquilízate! —Dice el omega—. Y tú, Felix... —Lo llama mientras gira a mirarlo, pero no termina de hablar cuando dirige sus manos a su boca y sale disparado al baño.

—¡Minnie! —grita al son de su hermano, ambos yendo detrás del nombrado.

Minho se tira al lado de su omega, palmeando la espalda cuando se encorva contra el inodoro.

—Perdón —se disculpa Seungmin—. Ah, que asco.

Las arcadas vuelven, el alfa mira preocupado al chico hincado.

Piel Con PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora