5.- Ragnarök

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Asgard

2000 años antes

Puedo sentir el sonido de pasos resonando por el pasillo de las afueras de mi recámara. Abro la puerta y veo a varios guerreros marchando listos para la batalla. Y entonces veo a una de mis discípulas, una de las valkirias que adiestré en el arte de la curación y la resurrección de los muertos. La misma que me trajo hasta Asgard. Viene caminando lista para la batalla.

Su casco tiene el diseño de unas alas a los costados. Es sencillo, pero le brinda una perfecta protección y agilidad para cumplir con su misión. Trae una armadura oscura como el ónix. Sobre sus hombros relucen símbolos asgardianos de protección y fortaleza. En el centro de su pecho, el símbolo de las Valkirias, tres triángulos entrelazados. En su mano trae una lanza de tres puntas, con alas en la base. La lanza es tan oscura como su armadura y al igual que esta, está fabricada de Nuttubry, un metal muy raro que se extrae de las raíces del Yggdrasil. Y detrás de ella, llegando casi hasta el suelo, sus alas negras como la noche plegadas sobre su espalda. Digno símbolo de una valquiria lista para el combate.

—¡Astrid! ¿Qué sucede?—le pregunto no sabiendo que pasa.

—Mi señora—dice haciendo una leve reverencia ante mí, ya le he pedido que no es necesario—. Todos estamos partiendo hacia la batalla.

—¿Por qué nadie me avisó de esto?—deberían de haberme avisado.

—Odín solicitó la presencia de las Valkirias y los guerreros solamente.

—Como sanadora suprema, yo debo estar junto al resto de los dioses para brindarles sanación.

—¡Discúlpeme!—vuelve a inclinarse ante mí—. Las Valkirias somos las primeras que debemos marchar junto a Odín.

—Iré a ver a Odín inmediatamente, pienso exigirle una explicación. ¡Yo también soy una Valkiria!

—¡Me marcho entonces mi señora! ¡El deber me llama y mi dios también!—vuelve a hacer una reverencia.

Coloco una mano en su hombro y ella alza la mirada hacia mí.

—Que Odín te proteja, hija de Heimdal. Espero que nuestros caminos se vuelvan a cruzar en un futuro—retiro mi mano de su hombro y ella se marcha.

Todos se dirigen al campo de batalla para defender Asgard hasta el último aliento y yo no voy a quedarme atrás. Vuelvo a entrar en mi recámara y me cambio la túnica sencilla, de color blanco que llevo, por la de sanadora suprema. Ésta es blanca también, de tirantes y con un escote generoso que deja ver la parte superior de mis pechos. Se ajusta a mi cuerpo en la cintura con un cinturón de oro y varias cadenas colgantes desde el centro de mi vientre hacia la espalda. Todos los detalles de encaje, son de oro labrado. La túnica cae elegantemente hasta llegar al suelo. Sobre mis hombros, una fina capa de seda blanca ondea con el viento, la cual es sostenida sobre ellos por unas finas cadenas de oro y platino.

En mi brazo izquierdo me coloco la pulsera de intrincados diseños. Está fabricada de oro y zafiros que relucen y brillan bajo las luces de las lámparas. En mi cuello, llevo un collar con similar diseño al del brazalete de mi brazo. En mi cabeza, de oro también, una corona de intrincado diseño de hojas de fresno. Me miro en el espejo y ajusto mi vestimenta. Mis ojos, azules como el zafiro contrastan con las gemas de mi brazalete. Y mi cabello, blanco y largo, se mezcla con mi vestido elegantemente haciéndome lucir como la Diosa poderosa que soy. Estoy lista para reunirme con el resto de los dioses.

O eso creía yo hasta que siento un estruendo afuera de mi habitación. El estruendo se detiene con un ruido sordo en la puerta que hace estremecer todo el lugar.

Fuego Sagrado© (+18) #2 FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora