9.- Brenda

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Desde que me sumergí en el estanque solo hay esta densa niebla alrededor. El tiempo ha carecido de sentido para mí. No escucho nada, no siento nada.

—¡Vali! —grito. Pero ni siquiera el eco me retorna la voz.

Camino, me siento y vuelvo a caminar. No sé qué hacer.

—Mi diosa—sus palabras de amor atraviesan la nebulosa, pero no sé de dónde provienen.

Miro en todas direcciones, corro mientras grito su nombre, pero no lo encuentro. Entonces me detengo cuando siento una ligera caricia en mi labio inferior e instintivamente subo mi mano hacia allí.

—Estoy aquí—susurro a pesar de que no puedo verlo.

—Discúlpame por cómo te he tratado—siento el calor de su boca en mi mejilla depositando un dulce y ardiente beso que me hace cerrar los ojos.

—No tengo que disculparte nada—murmuro en un jadeo.

—Perdóname por herirte—siento su beso en la otra mejilla y entreabro mis labios deseosa de sentir su boca sobre la mía.

—Te perdono—susurro a la nada.

Creo que me estoy volviendo loca. Estoy escuchando voces y hablando conmigo misma. Incluso creo sentirlo y escucharlo a él.

—Ninguno de los dos merece sufrir por un amor imposible.

Y entonces siento su boca sobre la mía. Subo mis manos pretendiendo que él está junto a mi y toco su cuello. Es real. Me aferro con más fuerza y me entrego a este beso. Debe ser un sueño, tiene que serlo, porque solo estoy yo aquí en este espacio blanco y sin vida. Gimo contra su boca y el se separa solo un poco de mi dejándome sin aliento.

—Olvida quienes somos, no somos nada. Solo somos tu y yo. Dos almas que se aman y se desean. Dos cuerpos ardientes que se necesitan. Dos mundos diferentes que colisionaron de forma inexplicable.

Abro los ojos ante sus palabras y lo veo frente a mí. Frunzo el ceño pues nada tiene sentido.

—¡Vali! —exclamo asombrada de que sea real. Él separa su rostro del mío ante mis palabras.

—¿Brenda? —pregunta.

—Sí—miro a mi alrededor y la ropa que llevamos puesta—. ¿Dónde estamos? ¿Qué estamos haciendo? —intento apartarme de él, pues esto a pesar de que lo deseo, no es correcto—. ¿Qué haces besándome? —mis manos se quedan pegadas a su pecho siendo imposible separarlo de mí.

—Ya te explicaré más tarde, ahora tenemos el tiempo justo.

—¿Justo para qué?

—No preguntes nada más—coloca un dedo en mis labios—, solo olvida lo que somos y recuerda lo que sentimos.

—¿Por qué haces esto? —niego con mi cabeza—. Es demasiado duro tener que aceptar lo que somos. La otra noche lo dejaste claro, tu y yo no podemos...

—Esto lo hacemos por Asgard—me interrumpe—, de otra forma no estaríamos en esta situación.

—¿Por qué no recuerdo nada? —inquiero preocupada. Me sumergí en el lago y ahora aparezco aquí.

—¡Brenda! —lo miro a los ojos ante su tono demandante— Deja de hablar.

Su boca se une a la mía una vez más y me rindo en un gemido. La música afuera es fuerte, intensa y seductora.

—¡Cinco minutos! —grita una voz y separo mi boca de la suya.

—¿Qué ha sido eso?

—Se nos agota el tiempo para ganar esta estúpida competencia.

Fuego Sagrado© (+18) #2 FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora