Capítulo IXX

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-Hola mamá.

-(...) Hijo...

-Todo esta bien? Suenas extraña.

-Verás. Tengo algo que decirte. Tu abuela... está grave. Lleva varios días internada, al principio no queríamos decirte para no preocuparte. Ella dijo que era solo un simple resfriado, el médico también nos aseguró eso. Pero han pasado días y su situación empeoró.
Es complicado. Tendrías que venir, se que estás ocupado pero...

-Tranquila, iré.

Su mamá, que en ese entonces trataba de ser fuerte, se desbordó- Estoy asustada! No se qué hacer.

Luego de la llamada Zee no tardó mucho en estar en el pueblo con su familia.
Su abuela, quien empezó con malestares en su casa se dejó estar pensando que no era nada. Pero con el pasar de los días no pudo esconder más su situación. Nunew en una de sus visitas notó el deterioro e insistió en que vea un especialista.
Como en el pueblo no había instalaciones de un hospital que brindaran todas las herramientas de monitoreo la señora Perdpiriyawong se ofreció en atenderla en el lugar donde trabaja afueras de donde residían.

Una vez allí la dejaron en observación. A simple vista y con los síntomas chequeados parecía solo una sola gripe, solo que debido a su edad le costaba la recuperación completa.
Quedó esa noche dentro del hospital.
El abuelo, la madre de Zee y Nunew decidieron volver a sus hogares para descansar.
Al día siguiente se encontraron con la noticia de que la abuela tenía líquido en los pulmones y que era necesario extraer el líquido. Eso hizo que el hospedaje de señora se extendiera.
Pero lo que debía ser tres a cuatro días de hospedaje se alargó. La salud de la señora empeoró. Se le dificultaba respirar por si sola y dependía de oxígeno las veinticuatro horas.
De pasar en estar en una sala común paso a una sala de cuidados intensivos.

La mamá, el abuelo y Nunew se iban turnando para acompañar a la paciente. La idea era no dejarla sola en ningún momento. Aunque ella no quería dar molestias el grupo de tres le hicieron saber que la acompañarían de igual manera. Lo que sí respetaron es que no quería que más gente se enterara de su salud.
A este punto no había porqué ocultarlo. Y es por eso que hace dos días la mamá de Zee decidió darle el aviso.

-Abuela...- entró a la habitación y le regalo una sonrisa. Cuando llegó al pueblo consoló a su madre y luego esa tarde salió con su abuelo hacia el hospital. Ya le habían dicho en qué condiciones iba a encontrar a su abuela, para que no sea shockeante al momento de verla.
Y aunque se trato de hacer una idea, al entrar y verla postrada se le hizo pesado el corazón, tanto como para que se le hundiera.
Su abuela se había avejentado con pasos acelerados desde que la última vez que la vió. La mujer que podía hacerle frente a todo, ahora dependía totalmente de unas máquinas para resistir.

-Zee- susurro ella- mi niño, estas muy guapo- su nieto sonrió y se acercó para tomarse de las manos.

-Te quiero abuela.

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Una semana completa se iban cruzaron todos en el pasillo del hospital para turnarse y acompañar.
Habían días en que Nunew apenas se desocupaba del colegio se dirigía enseguida al hospital y se encontraba con Zee. Eran tardes donde ellos dos charlaban con la abuela y sonreían y otras donde solo se hacían compañía los dos porque la señora descansaba y últimamente dormía muchas horas. Según los médicos decían que era normal, pero aún así ninguno se retiraba del lugar.

-No te muevas.

-Ya me incomoda la posición.

-No llores, solo unas cuantas horas más y termino.

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