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Era un día cercano al verano. Acababa de salir de clases cuando sucedió. Bostezó, estaba hastiado, hacía un calor para morirse, podía sentir como la ropa se le pegaba al cuerpo por el sudor y ese mero hecho le hacía arrugar la nariz y querer llegar a casa para bañarse, YA.


Komori lo iba a esperar en la entrada de la escuela para irse juntos. Hoy tenían práctica de Volei— ah, ahí estaba.


Su ceño cambio un poco por la sorpresa y confusión. Su primo se encontraba hablando animadamente con una niña de ojos azules con una intensidad increíble y de cabello liso color castaño claro. Ella reparo primero en su presencia y su primo, siguiendo la mirada de ella también. Este solo le sonrió y le hizo señas para que se acercará y sin más, lo hizo.


¿Que podía pasar?.


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—"Tu le darás el recorrido."— dijo su jefe viendo los papeles en sus manos.


No era una sugerencia, era una orden.


—"Si, señor."— dijo de la manera más automática posible.


—"Puedes retirarte. Feliz noche." 


Ella se levantó y dándole una pequeña reverencia, salió de la oficina cerrando con cuidado la puerta. Se dió la vuelta y comenzó a caminar por el pasillo rumbo al elevador. El reloj en la pared decían que pasaban de las diez de la noche. Hoy su turno se había extendido, pero con suerte, el de él también, y eso... Esa mínima idea, le hacía saltar un poco el corazón.


Se había detenido enfrente del elevador y presionado el botón, cuando escucho esa voz masculina a sus espaldas, haciéndola girarse para verle.


—"¿Vas saliendo, Yuki-san?"— dijo él. Llevaba un bolso colgando en su hombro y ya usaba su ropa de civil. El le dió una mirada a ella de cuerpo entero y su ceño se arrugó un poco antes volver a hablar—"Deberias cambiarte antes de salir."


Ella se encogió de hombros dándole una sonrisa mínima;—" Sería mucha molestia." en ese momento, el elevador se abrió ante ellos y ella paso, con el detrás. 


—"Deje mis cosas en mi auto."— dijo ella sin mirarle. El estaba en su teléfono.


—"No es novedad." — respondió El. Claro que no lo era, los días en que iba llegando tarde al trabajo solía pasar eso de olvidar su bolso con su ropa de cambio.


—"¿Que harás esta noche?"— pregunto e iwaizumi alzó un poco la mirada del teléfono para verle y volver al teléfono.


—"Nada importante."


—"Hmmm~♪... Perfecto."— respondió.


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El departamento de Iwaizumi era increíble. Sencillo pero elegante, con una vista espectacular. Aunque para ser sinceros, la vista de verdad espectacular era ver a Iwaizumi con las mejillas sonrojadas y la mitad de la camisa abierta, sentado con las piernas abiertas en ese sofá enfrente de ella mientras ambos tomaban un poco de whisky.

Resentimiento - Sakusa Kiyoomi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora