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Se le escapó un gruñido, de nuevo.


—"¿Ya podrías dejar de hacer eso? Estoy considerando seriamente si es que tienes rabia." dijo una Saeko mientras texteaba en su teléfono.


Ambas estaban en su descanso para almorzar. Les quedaban un par de minutos más, de los cuales, Saeko aprovecho para escribirle a quien-sabe y por su lado, Sadashi para quejarse de su vida. Soltó otro gruñido y está vez si hizo explotar a Saeko.


—"Ok, mira. No fue grave. Solo fue un encuentro de diez segundos. ¿Me oyes? Diez segundos." le dijo dejando su teléfono de lado para encararla. Sadashi, que hasta ese momento se encontraba con la cabeza recostada en sus brazos sobre la mesa, la miro por la obvia perdida de paciencia.


—"No lo entiendes."— le dijo frunciendo el ceño.


—"Por que tú no me lo quieres explicar."— defendió. "¿Que paso entre ustedes para que estés así?."


Saeko muy poco había visto Sadashi actuar así, y con "muy poco" se refería a "nunca". Ella se supone era sería y le costaba a Saeko derrumbar sus muros para confirmar que la otra si tiene emociones que la hacen, pues, humana. Pero ahora, parecía de más mal humor que de costumbre, más irritable.


—"Ya deberíamos volver. Se acabó el descanso."— dijo levantándose. Saeko la vio acercarse a la puerta aún sentada, sintiendo algo de gracia por el obvio cambio de tema "Tenemos un caso que investigar."


—"Si, si. Lo que digas."— musitó levantándose para seguirla.


Saeko poco sabía del porque ese encuentro de, si a caso, diez segundos, fue tan importante para su compañera. 


Ayer, durante la gala, se organizó un baile mientras esperaban el anuncio que se iba a dar —que a fin de cuentas, era para darle la bienvenida a los nuevos integrantes—. Saeko la arrastro a la pista de baile, convenciendola a duras penas. Su pareja de baile, parado frente a ella, esperando que comenzará la música, pareció sorprenderse por quien tenía delante, lo que la hizo bufar, divertida a medias.


En tacones, ella era más alta que él, pero realmente eso poco importaba. Nunca antes lo había visto, así que quizás era alguien nuevo... O simplemente, en medio de tan grande unidad de fuerzas armadas no había prestado especial atención a todas las caras que le pasaban por un lado... Si, quizás. Como sea, cuando la música empezó, los caballeros se acercaron a las damas y se inclinaron, ofreciendo su mano.


El chico se veía incluso más bajo así y le causó gracia, aceptando gustosa el baile. Para su sorpresa, era buen bailarín. La guiaba bien e incluso tuvieron una pequeña plática en dónde descubrió que era un ágil francotirador, que llevaba un año ya en aquella agencia y que muy poco era asignado a misiones en campo, su especialidad eran las computadoras.


Luego, hubo un cambio rápido de pareja. Aquí no tuvo tanta suerte. Un chico más alto que ella, incluso en tacones, con poca gracia para bailar, casi le hace caerse y encima, no parecía ser un gran hablador. Así que se dedicó a mirar a las parejas a su alrededor. Saeko y Shimizu parecían a gusto bailando, sentía cierta envidia. Pero su angustia pronto acabaría, pues la música empezaba a detenerse indicando que iba a acabar.

Resentimiento - Sakusa Kiyoomi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora