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— Hola Sami —.

— ¿Qué haces aquí?¿Qué está pasando? —estaba muy confundida, ¿Por qué su madre está ahí?¿Por qué le llamo paquete?—.

—  No te preocupes cielo, eso no importa —.

— ¿No importa? —la mira con incredulidad y en ese momento todo estallo— ¿estás diciendo que no importa? —.

— Samantha —.

— ¿¡Como no va a importar!? ¡He estado,no se cuánto tiempo,encerrada en esta puta celda, sin ver la luz del sol,y me dices que no importa!? —.

— Samantha —.

— ¡Nada de Samantha! —camino fuera de la celda encarando a su madre— ¡Te desapareciste,me drogaron, me secuestran, me encierran en este lugar y luego tú apareces y me dices que no importa! —.

— Si lo pones así entonces si importa —.

— Eres una... —fue detenida por los hombres que estaban ahi—.

— Ey te recuerdo que soy tu madre —.

— Ya no eres mi madre —.

— Ou....que lástima... —fingio tristeza pero esa tristeza se convirtió en una sonrisa tétrica— Lástima para ti querida —jalo una de sus mejillas y la solto con brusquedad— No sabes cuánto tiempo he estado esperando para esto —.

— ¿Esperando que? —.

— ¡Mi libertad! —exclamo con emoción— Verás querida, antes de que tú nacieras incluso antes de que conociera a tu padre,yo me endeude —.

— ¿Endeudarte? —.

— Si, pero no hablamos de dinero...bueno tal vez unos cientos de euros si lo ponemos así —se quedó callada, tal vez calculando algo— En fin, cuando yo tenía tu edad necesitaba un transplante de pulmón...pero por desgracia no había uno —.

— ¿Mataste a alguien para conseguir esos pulmones? —.

— No, me endeude con unos traficantes de órganos —dios como es posible está mujer le dio a la luz— Cuando me embarace de tu padre, pensaba abortarte, pero después pensé "y si pago mi deuda entregándoselas" —.

Eso solo dejo sin palabras a la rubia....solo era una moneda de cambio, para eso nació.

— Pero no te entregué, me encariñe contigo y te tuve en secreto en la base aérea, cuando esos hombres volvieron a buscarme para que les pagará, fingí mi muerte y te abandone —Samantha quería vomitar— así que escape del país y hace un año más o menos, esos hombres me encontraron exigiendome lo que les debía, claro, yo no tenía para pagarles y eso ellos lo sabían así que te ofrecí a ti, sabía que seguías viva por qué Laswell no te iba a abandonar a tu suerte y mira que razón tuve —.

— Estás loca —.

— Si, pero ya no me interrumpas —carraspeo un poco antes de seguir— Te busque, no sabe lo difícil que fue pero te encontré, y fue fácil engañar al estúpido de tu padre para que vivieras conmigo, hice que confiarías en mi y pues aquí estamos —.

— ¡Sabia que no debía confiar en ti! —se lanzo para golpearla pero los hombres la detubieron—.

— ¡Pero lo hiciste, y mira dónde estás! —con sus brazos señalo a su alrededor— Una víctima más del mercado negro....traiga la —.

— ¿Que? ¡NO!,¡sueltenme! —ambos hombres la agarraron y la arrastraron mientras caminaban detrás de la mujer, Samantha se retorcía y pataleaba en un intento de liberación, pero era imposible,esos hombres eran de su altura y tenían más fuerza que ella—.

— Pelear no te salvará —.

(...)

Un fuerte golpe llamo su atención, ¿Que ocurría?.

— ¡Ahhhh! —Se sobre salto al escuchar ese grito, rápido se acercó a la ventanilla.

— ¿Que pasa?¿De quien son esos gritos? —.

— Oh, son los gritos de una joven, ya sabes lo que le va a pasar —el guardia no le tomo mucha importancia—.

Sabía que quienes entraban a ese lugar nunca saldrían con vida, pero ese grito era diferente no era de miedo...era enojo, jamás había escuchado un grito de enojo en ese lugar.

— Anthony ven a ayudarnos por favor —otra vez esa voz, se acomodo para mirar mejor y observo como los tres guardias intentaban sujetar a una chica —.

Era alta de eso no hay duda, pero de ahí en fuera no la podría describir por la poca luz que había en el pasillo.

— ¡¡Sueltenme!! —gritaba, se sacudía, tiraba patadas,hacia todo lo posible para liberarse pero se notaba que era en vano, 3 vs 1—.

— ¿Disfrutas del espectáculo? —.

— ¿Que hará con ella? —era una pregunta estúpida, pero lo tenía que hacer—.

— Ooh ya sabes....la abrimos, sacamos órganos, los vendemos y si queda algo lo incineramos —.

— Es un monstruo —.

— Si lo se —.

— Alto —hablo la mujer y todos se detuvieron, la mujer miro a través de los barrotes que daban a su celda...casi viendo su alma— Llévelo también a el —.

— ¿Que? —soltaron a la vez, tanto el como los guardias, llevaba años ahí y nunca se imagino que se lo llevarían—.

— Pero señora... —hablo el guardia, era estúpido pero turante ese tiempo le había agarrado cariño—.

— Ya dije —miro con superioridad al hombre— llevenlo,¿o quieren tomar su lugar?—.

— Si señora —.

El guardia se acercó a la puerta para abrirla, sentía una extraña sensación ¿Realmente pelearía por su vida o simplemente se dejaría llevar. No lo sabía, no sabía si escapa de este lugar tendría una vida allá fuera, ¿Abra alguien buscándolo?,¿Tendrá familia? ¿Una casa? No lo sabía.

— Lo siento amigo... —.

No dijo nada, no puso resistencia cuendo fue sacado de la celda, se sentía extraño, tenía mucho tiempo sin salir....de alguna forma...esa celda era su hogar.

— ¿No vas a luchar? —La voz de Samantha se alzo en su guerra por liberarse —.

— ....De que mi sirve luchar si no estoy seguro si alguien me espera allá afuera —.

Camino por el pasillo escoltado del guardia que por mucho tiempo custodio su puerta, tal vez no eran las palabras que la chica quería escuchar, pero eran la verdad, ¿Para que escapar si nadie te espera?.

— ¡Maldita perra! —volteo y miro al guardia como a la chica en el suelo, uno sosteniendo su rodilla y la otra sometida en el piso, el otro guardia de pie presionaba su espalda con su rodilla y la cabeza con una mano mientras agarraba las muñecas de la chica con la otra —.

— ¡¿Son tan inútiles que no pueden controlar a una mocosa?! —.

— ¡Ella me dislocó la rodilla! —.

— Soy capaz de dejarte paralítico pendejo —solto un jadeo cuando su cabeza fue más presionada contra el suelo —.

— Agh.....llamaré a más refuerzos, no se muevan —la mujer retomo caminos, tomando mi brazo y jalándome con ella— Contigo no perderemos tiempo —y me perdí en la oscuridad del pasillo—.

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¿Quién es este chico?

Bye bye

Una pequeña no tan pequeña Donde viven las historias. Descúbrelo ahora