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La verdad, no me di cuenta cuando los meses pasaron ni muchos menos del progreso en mi relación con...mi madre, aún suena raro, no tiene poco que le empeze a decir madre o ma'.

No olvidó lo que me hizo, pero las visitas con la psicóloga dicen que debo aprender a perdonar y olvidar.

Que se friegue la pinche vieja esa por qué no soy dios para perdonar ni tengo amnesia para olvidar.

- Samantha me estás poniendo atención -.

- Si...si..si -la verdad no- Puedes repetirme eso tan interesante que dijiste -ni puta idea de lo que dijo-.

- Te estoy diciendo que si para nuestra próxima cita te gustaría ir a los parques Universal -.

Ya recordé donde estoy parada, estoy mi cita con Lewis. Hoy es uno de sus días de descanso al mes y siempre nos vemos unas horas antes de que el se vaya hacer sus asuntos personales (jalarsela).

- Me parece bien -entrelace su mano en la mía y me recargue en su hombro- Aún que cualquier lugar es genial si es contigo -.

- Aww ¿y eso que que la niña se puso romántica? -me miro con gracia en sus ojos- Si hace unos 5 minutos no me estabas pelando -.

- Tan obvia fui -.

- Tan obvia como tu padre -volvio su vista al frente y saludo al aire- que cree que no lo vemos en ese auto -.

(...)

Volví a la casa después de estar con unas horas con Lewis, como era costumbre el me vino a dejar.

- Nos vemos corazón -me despedí con un beso de el y baje de su auto, este después arranco para irse-.

Con una sonrisa boba en mi rostro entre a la casa.

- ¡Ya llegué! -grite pero no resolví respuesta alguna, eso me pareció extraño ya que siempre estaba en la cocina o en la sala- ¿Estará dormida?-pensé mientras subía las escaleras al segundo piso- ¿Madre? -mire en su habitación y no estaba, eso me pareció más raro- ¿Ma'? -cheque en su baño privado y tampoco estaba-.

¿Dónde se metió está señora?

(...)

La noche finalmente callo,no había visto a mi madre en todo el día. Ni una llamada, ni mensaje, ni nota para decirme si habia salido o no.

¿Me abandono otra vez?

Sacudí mi cabeza alejando ese pensamiento, no, ella no lo podía volver hacer si regreso es por qué cambio.

El hambre me invadió así que decidí bajar a preparar mi cena, no sabía mucho de platillos extravagante como los que solía cocinar ella, pero no me moría de hambre eso es seguro.

- Mmm -tome mi teléfono y busque el número de mi padre antes de marcarle, dos tres timbres asta que contesto-.

- ¿Diga? -era la voz del tío Soap-.

- ¿Tío Soap por qué tiene el teléfono de mi padre? -.

- Sami eres tú, dime, ¿a qué se debe tu llamada tan inesperada? -

— Tio —hable irritada por la actitud de mi tio, aún que siempre le e tenido respeto y cariño—.

Lo siento Sami pero tú padre no puede hablar ahora —y colgó—.

Solté un grito de frustración, aún que se me hacía más extraño que mi padre no me hablara, no está en una misión claro está....¿estará entrenando? No creo siempre tiene tiempo para hablar conmigo y si no tengo que hacer ejercicio con el para poder hablar.

Termine de comer y dejé el plato ahí no tenía ganas de lavarlo y me fui a tirar al sillón, está aburrida y a la ves preocupada por mi madre.

¿Se merece esa preocupación?.

Cerré los ojos con fuerza ante ese pensamiento, a demostrado que quiere mi perdón pero aún no estoy segura, 10 años no se olvidan tan dan fácil.

Quiero volver a la base, desde que estoy aquí no e visitado la base ni una sola ves.

Ella no me deja.

Talle mi rostro con enojo, detestaba sentirme así y más cuando son causados por otra persona.

— Dios llévame ya —mire el techo de la sala, sentía que mi vida se había detenido ahi, me sentía muerta en vida— ¿Dónde estás madre? —.

Como si la invocara la puerta principal resonó en golpeteos desde afuera, como ya era muy tarde a paso lento caminé hacia ella para mirar por la mirilla de esta, no había nadie.

Que raro —pense para alejarme de esta pero a los pocos pasos está volvió a sonar— mmm —repetí lo que había hecho y sucedía lo mismo— .... —.

Rápido saque mi celular y llame a mi padre, no contesto; al río Soap, tampoco, a todos mis contactos de la base ninguno respondió mi llamadas, ni siquiera Lewis.

— Toca la mala —fue a la cocina y tome el cuchillo más grande que me encontré y volví a ir a la puerta, seguían tocando desde afuera, tome el pestillo y solté un largo suspiro antes de abrirla con el cuchillo en mano— ¿Hola? —.

Asome mi cabeza hacia afuera de la casa, no había ningún alma en la calle, estaba oscura, la única lámpara que funcionaba estaba lejos, todo mi cuerpo salió para posicionarme mejor.

Al no ver a nadie, retrocedí para volver a entrar pero mi cuerpo choco con la puerta cerrada.

— ¿que mierda? —jamas fui una persona de temerle a lo paranormal, pero esto ya es otra cosa— okey.... —.

Mi respiración de volvió pesado cuando el miedo empezó a invadir cada célula de mi cuerpo, quería convencerme a mí misma de que sola era una broma de los vecinos.

Mi mano buscaba el pestillo de la puerta con desesperación sin dejar de ver la calle, el miedo no me dejaba pensar con claridad, finalmente pude entrar a la casa, cerré la puerta con fuerza y le puse todos los candados que pudiera tener tirandome al piso frente a esta.

— mierda —sentia mi corazón latir a mil por ese momento— ah...—.

— ¿Sabes que es de mala educación darle la espalda a las personas —.

Mi cuerpo se tenzo, mi piel se herizo desde las bellos de mis pies asta los cabellos de mi nuca, alguien estaba detrás de mi.

— Te estoy hablando —.

Sentí como se empezaba acercar a mi, quería voltearme y atacarlo con el cuchillo que aún tenía en la mano pero mi cuerpo no respondía, no podía moverme el miedo se apoderó mi.

— Shhh.....solo copera....—senti un fuerte pinchazo en mi espalda, se estaban drogando, eso aumento más el miedo en mi— tranquila...—empecé a sentir sueño y malestar, aquella persona me sostenía al momento que iba perdiendo la fuerza y caía— respira —sentí como su mano recorría mis hombros asta mi cuello—.

Queria gritar.....

Conocía este tacto....

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Holaaaa, lamento tardar mucho en publicar un nuevo capítulo, si ya me había quedado sin ideas entre en luto por qué se murió mi perrito.

Así que esté capítulo está dedicado a Goyo, el mejor amigo que pude tener.

Nos leemos pronto

Una pequeña no tan pequeña Donde viven las historias. Descúbrelo ahora