Charmed: The Bloodline Temporada 6

14. Caja Misteriosa

Nueva Orleans

Bajo la luna llena brillando a la hermosa ciudad de Nueva Orleans. Donde la ciudad nunca duerme.

Cabe destacar a los lugares de ocio y restaurantes. Una chica joven de unos veintitantos años se encontraba en el restaurante, parecía estar algo perdida, pero se encontraba sentada y preocupada, llevaba un bolso que no se había despegado ni un solo momento.

La chica termina de cenar y cobrar su cena para salir del lugar. Tenía prisa e iba cuidándose por donde caminaba. Cruzaba entre la multitud para poder dirigirse hacia un callejón.

Unos demonios aparecieron tratando de evitar que escapara.

— Entreganos la caja y te dejaremos ir. — Decia uno de ellos.

— No permitiré que lo obtengáis. — Decía la chica,  usando una especie de poder en la que aparece un ciclón de viento para golpear a los demonios. Después de ese ataque, la chica comienza a correr rápidamente.

Hace 6 meses

Lauren tuvo que despedirse de Alex a pesar de que correspondían el amor el uno al otro. Pero ella necesitaba conocerse. Su madre Genevieve, que falleció de manera inexplicable cuando ella apenas tenía tres años y pasó a ser criada por su tía Evelyn.

Lauren Smith, con su cabello rubio ondeando al viento, se adentró en las sombrías calles de  Florida Su mente estaba llena de preguntas sobre su origen y el porqué su linaje se les consideran brujas neutrales.

Mientras caminaba por las calles de Florida , estuvo pensando en el día que conoció a Álex.

Apenas tenían cinco años y no sabía que los padres de Alex se ocultaban de la magia, ni tampoco sabía que era un Halliwell por su madre Prue Halliwell.

Solo le importaba jugar con él y se divertían mucho y tener una infancia normal.

2007 ( Nueva Orleans)

Una pequeña Lauren jugaba en el jardín de su casa cuando su tía venia a decir que venían unos invitados de forma dulce a su sobrina.

— Lauren, hoy vienen unos invitados, ¿podrías ser capaz de ser amable con los invitados? — Pregunta Evelyn. — Tienen un hijo de tu misma edad. — Comenta con una sonrisa.

Lauren miró a su tía Evelyn con ojos curiosos y asintió con entusiasmo. Siempre le gustaba conocer a nuevos amigos, y la idea de que alguien de su edad viniera a visitarla la llenaba de alegría.

— Claro, tía Evelyn. ¿Cómo se llama? — Preguntó Lauren, mientras sus pequeñas manos dejaban de jugar con las flores del jardín.

— Se llama Alex, y creo que te llevarás muy bien con él. — Respondió Evelyn, su sonrisa se ampliaba al ver la emoción en la cara de su sobrina.

Lauren esperó ansiosa en el jardín, jugando con las sombras que las nubes proyectaban sobre el césped. Cuando finalmente escuchó el sonido de un coche acercándose, corrió hacia la entrada, su cabello rubio ondeando detrás de ella como una bandera al viento.

Alex era un niño de ojos vivaces y una sonrisa tímida. Se presentó con una voz suave, y Lauren se sintió inmediatamente cómoda a su lado. Jugaron durante horas, inventando historias de aventuras mágicas y criaturas fantásticas, sin saber que, en el fondo, no eran solo juegos infantiles.

Con el tiempo, Lauren y Alex crecieron, y aunque la vida los llevó por caminos separados, el vínculo que formaron aquel día en el jardín de la casa de Lauren permaneció intacto. Era un lazo forjado no solo en la inocencia de la infancia, sino también en los misterios que sus familias habían ocultado durante generaciones.