Vistas

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Me quede sin saber qué decir. La verdad es que después de lo que paso no había vuelto a conducir y me daba miedo. Pero a la vez tenía muchas ganas de volver a sentir esa adrenalina, de pisar el acelerador y correr sin que importe nada más en la vida. Así que sin darle más vueltas acepte su propuesta.

Nos levantamos y fuimos hasta donde estaba su coche. Me dio las llaves para que pudiera abrirlo y subir. Una vez estaba dentro, esperé a que él subiera al sillón del copiloto.

-Estas a punto lindo. - Le dije mirándolo con intensidad.
-Claro que si muñequita. - Me dijo el ilusionado.
-Pues ponte el cinturón que nos vamos. - Dije para así arrancar el coche.

Pise el acelerador a tope y emprendí mi camino entre las calles de la ciudad. Hiba acelerando más y mirando de reojo como estaba Oakley quien al principio hacía cara de asustado.

-Confía en mi lindo. - Dije mirándolo durante unos segundos. Vi como su cuerpo se empezó a relajar y yo seguí metiéndole duro. El auto marcaba 190 km por hora.

Había ya salido de la ciudad y acelera aún más llegando a los 200 km hasta que frene en seco al llegar donde quería ir.

Mire a mi alrededor y se veía toda la ciudad desde el mirador donde lo había llevado.

-Te gustan las vistas. - le pregunté, ya que se había quedado embobado mirando por la ventana del coche.
- Es hermoso este lugar Nina.
- Verdad que sí.

Me puse encima de él para así ver mejor las vistas y note como el envolvia su cintura con sus manos. Y yo apoyé mis manos en su pecho. Ambos nos giramos y nos quedamos mirándonos en la profundidad de los ojos del otro.

Lentamente, me acerqué a el quedando a centímetros de su linda boquita deseando cortar la distancia. No tuve tiempo ni de pensarlo cuando note sus labios impactando en los míos haciendo que empezáramos a besarnos. El beso empezó tranquilo, pero fue subiendo de intensidad rápidamente.
Por instinto empecé a moverme en círculos encima suyo y el bajo sus manos en mi culo, apretándolo con ganas, ya que estaba prácticamente descubierto porque la falda que llevaba era demasiado corta y al estar sentada encima suyo son las piernas separadas se me había subido bastante.

La situación nos empezó a calentar a los dos, pero por experiencia propia sabia que un coche no era lo más cómodo del mundo para hacer nada. Así que decidí volver a ponerme en mi lugar de piloto y ponerme bien la falda que dejaba al descubierto mi hermoso tanga negro de encaje.

Central cee || Tócate tu mismaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora